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Ese soy yo (1958)

Ese soy yo
78 min.
6.2
586
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Sinopsis
Tras servir como mercenario en el ejército mexicano, el aventurero Buchanan cabalga hacia un pueblo llamado "Infierno", dominado por los hermanos Agry y famoso por sus expeditivos ahorcamientos. A uno de éllos lo mata Juan, un joven mexicano, para vengar el honor de su hermana. Buchanan se pone de su parte y ambos son arrestados y condenados a morir en la horca. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Buchanan Rides Alone
Duración
78 min.
Guion
Fotografía
Compañías
7
"Un hombre debe estar donde tiene que estar"
Budd Boetticher, es uno de esos artesanos que dieron al cine un puñado de películas de serie B que, aunque no son exactamente magistrales, muchas de ellas poseen encanto y solidez en la narración, y, en todo caso se recuerdan con agrado porque, ubicándose uno en el contexto histórico en que se desarrollan, se da cuenta que resultan moralmente muy correctas y ambientadas de manera suficientemente atractiva.

Títulos como: “Seminole”, “The Man from the Alamo”, “Seven Men from Now"… o ésta <<BUCHANAN CABALGA DE NUEVO>>, son ejemplo de un cine con el que se pasa muy buenos ratos, mientras se nos recuerda, por enésima vez, que el delito no paga y que, sólo la dignidad y un fuerte criterio de justicia, nos hará posible un lugar tranquilo en esta hermosa tierra.

Basada en, "The Name's Buchanan" (1956), la primera de una serie de novelas western, que protagonizadas por Thomas Buchanan, escribiera Jonas Ward (William Ard), esta es la historia de un hombre bueno, consecuente con la lucha de los pueblos oprimidos y quien se puso siempre en la tarea de derrocar a los tiranos, pero, como ya está algo mayorcito, quiere asentarse y tener una tierra al oeste de Texas de donde es oriundo. Con el dinero en las alforjas, y camino a su nuevo destino, pasa entonces por un pueblo llamado Agry, donde la curiosidad resurge de nuevo en él cuando nota que los mayores avisos de la calle principal llevan este nombre... y pronto se entera de que, una muy singular familia, controla prácticamente al pueblo.

A veces es imposible cambiar el destino, sobre todo cuando éste se te ha metido en la sangre y siempre te generó una invaluable tranquilidad de conciencia. Un asesinato cometido por un joven mexicano, pone de nuevo a Buchanan en su propio cauce, y ya no siente otra motivación que la de hacer su franco aporte para enderezar las cosas en aquel pueblo subyugado por los abusos de poder.

Boetticher, mantiene constante nuestro interés; los personajes están correctamente esbozados y la aventura se mantiene con buen ritmo y con agradables situaciones. Se nos habla de la amistad, de la ambición, de la trapacería política y de todos aquellos enanos mentales que hablan de democracia mientras ejercen la socarrona y salvaje dictadura.

Boetticher, me agrada de veras. Creo que también a usted le resultará amable porque, como él y otros lo han dicho: “Un hombre debe estar donde tiene que estar”.

Título para Latinoamérica: ESE SOY YO
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25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Tres hermanos
Veo siempre con mucho agrado las películas de Boetticher, un realizador que he ido conociendo más profundamente en los últimos años y cuyos Westerns son verdaderamente admirables, tanto en lo formal como en lo argumental. Lo que más admiro en ellos es su coherencia, sus lugares comunes, ya sea a la hora de plantear situaciones o a la de crear personajes, siempre característicos, ocupando el lugar de honor ese héroe individualista, dueño siempre de su destino, y con frecuencia perseguido por la tragedia y el escepticismo.

Seguramente no sea este uno de los mejores filmes de la serie que el citado director realizó en colaboración con Randolph Scott (la cima es, sin duda, “Seven Men from Now”), pero tampoco creo que merezca ser despreciado, pues contiene no pocos aspectos de interés.

El argumento no es extraño a los que suele abordar Boetticher, pues en él encontramos nuevamente al héroe encarnado por Scott (aunque en una versión más ligera y menos trágica), quien se verá envuelto en una incómoda situación en un miserable pueblucho fronterizo californiano dominado por los hermanos Agry. En esta película, en la que Boetticher no contó con su guionista de cabecera (Burt Kennedy), el personaje principal, aun manteniendo los rasgos esenciales de otros ya ensayados en anteriores películas (es dueño de sí mismo, valiente pero calculador y no se engaña ni engaña a nadie), aparece menos adusto, menos consumido por el pasado o por un afán de venganza. Es, desde luego, un ser solitario, pero que no lo demuestra, presentándose irónico e incluso jovial a ratos. Precisamente el humor tiene bastante importancia, alcanzando buenos momentos, especialmente en la ocurrente secuencia del juicio y en la del original funeral “arbóreo”. En ambos casos las situaciones se presentan con ácida y divertida ironía, la misma que desprenden algunos diálogos, no pocos de ellos protagonizados por Scott. En cuanto a los tres hermanos Agry, es interesante observar que cada uno encarna una forma de ruindad (Simon, cacique local, es juez y político, siendo de carácter manipulador y maniobrero; en Lew, Sheriff, destacan la envidia y la brutalidad; por último, Amos, al cargo del hotel, es de carácter débil, siendo despreciado por los otros, con los que establece un frágil equilibrio de lealtades).

Si en el argumento podemos encontrar esos lugares comunes a los que me refería al principio (para mí los lugares comunes no son defectos, siempre que su inclusión esté justificada), en lo formal también se advierten algunos rasgos habituales, como la breve duración del metraje o la excelente fotografía, en este caso a cargo de un reputado especialista como Lucien Ballard, que la dota de una estupenda luminosidad. No obstante, quizás sea este el Western menos “agreste” de los rodados por Boetticher, pues la mayor parte de la acción transcurre en el pueblo y en interiores, mientras que en otros títulos suyos casi todo el argumento tenía lugar al aire libre, en paisajes rocosos y desolados.

Aunque las interpretaciones no sean deslumbrantes, cabe valorarlas positivamente, tanto en el caso de Scott, correcto en esta versión más dulcificada de su habitual personaje, como en el de algunos secundarios, entre los que destacaría a Barry Kelley, que interpreta eficazmente al Sheriff Lew Agry.

Para concluir, reitero mi admiración por este director recomendando a todos los aficionados que lo conozcan a fondo, pues incluso en sus obras más discretas consigue alcanzar una calidad reseñable, sin renunciar nunca a su personal visión del Western y de su héroe solitario.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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