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Candy (1968)

Candy
124 min.
4.7
116
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Sinopsis
Candy (Ewa Aulin) es una chica que ha llegado al mundo de manera mágica y ya crecidita. Estudiante ahora de una institución superior, cuando conoce al egocéntrico, pero celebrado poeta MacPhisto (Richard Burton), Candy aprende de él que, el deber de los seres humanos, es darse a los demás incondicionalmente y sin restricciones... y ella comienza a demostrar su aprendizaje entregándose a él cándidamente. Después, vendrá una serie de aventuras con un cirujano, un comandante de paracaidistas, un camarógrafo... y hasta un gurú, y Candy se dará generosa a los irreprimibles ímpetus machistas. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Candy
Duración
124 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Italia-Francia;
Links
Premios
1968: Globos de Oro: Nominada nueva promesa femenina (Ewa Aulin)
5
Años sesenta...irrepetibles.
Es inimaginable hoy día que una pléyade de actorazos como los que integran esta lista -Burton, Brando, etcétera- se embarquen en una..."película"? como esta. Los ácidos y drogas varias que fluían con "naturalidad experimental" en esos años deben tener gran parte del mérito. Es un enigma. Difícil pillarla en dvd, youtube is the answer.
Nota: 4,55.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cuando los sentidos se centran en la materia, son incapaces de ver espíritu
Hay muy diversas razones para querer ver un filme como, <<CANDY>>. La primera (y creo que fue la que llevó a las salas a la mayoría del público en los días de su estreno), son las ganas de morbo, sobre todo para quienes saben que está basada en el “escandaloso” y explícito cuentecillo que escribieran los norteamericanos, Mason Hoffenberg y Terry Southern, en 1958, y que, en la década del 60', se vendió como el pan. Para todos estos, y para quienes deseaban ver, por todos sus resquicios, la sonrosada piel de la Miss Suecia, Ewa Aulin, la decepción fue rotunda porque, en una coproducción internacional, con semejante equipo técnico y actoral, y con la censura afilando sus tijeras, era imposible que algo así pudiera suceder, en 1968.

El grupo de actores con que cuenta la película, fue otra razón que animó a quienes no tenían idea del libro: Burton, Brando, Matthau, Coburn, Aznavour... e incluso la aparición de John Huston, daba para que más de uno se sintiera motivado.

Quienes ahondan un poco más en el cine, también saben que los autores del libro no son ningunos aparecidos, pues, Hoffenberg (1922-1986), fue un escritor satírico que hizo parte del grupo de Greenwich Village en los años 50-60 del siglo XX y, Terry Southern (1924-1995), fue nada menos que co-guionista de títulos tan celebrados como “Dr. Strangelove”, “Easy Rider” y “Barbarella” entre otros... y a, Buck Henry, el guionista que adaptó el libro al cine, acabábamos de deberle nada menos que, “The Graduate”.

¿Y sirvió para algo la conjunción de este montón de talentos? Puedo responder con un No y un Sí.

No, porque es bien notable la incompetencia del director, Christian Marquand, en algunos de los segmentos. Lo hecho con Coburn, con Salerno y con Aznavour, no tiene perdón del cielo. Después, poner a un personajazo como, John Huston, en lo que lo puso, ¡es lo más parecido a una herejía!… y que Huston se dejara poner en lo que lo pusieron, ¡es vergonzoso!

Cabría también citar una que otra situación insostenible, algún error de montaje y continuidad, y varias acciones muy mal dirigidas, pero, dedicaré el poco espacio que me queda para resaltar lo positivo que veo en <<CANDY>>. En primer lugar, la idea central de la historia queda bien reflejada y me parece relevante: Candy (como todas las chicas del mundo), es un ángel que viene a la tierra, desea formarse, y aspira a encontrar el sentido de la existencia… pero el hecho de que sea joven, bella, inocente y sensual, la convierte en instrumento de uso de la serie de individuos –la mayoría con poder y representantes de connotadas instituciones y sectores de la sociedad- quienes, en ningún momento construyen con ella, sino que usan el lenguaje profesional como recurso para seducirla. Todos ven carne... pero ninguno consigue ver espíritu.

Cuando de parte de, MacPhisto (entre letras, Mefistófeles), aprende el concepto de dar, desde entonces y en actitud dadivosa, Candy accede a complacer a aquella serie de oportunistas reprimidos que, sin excepción alguna, son una vergüenza para las instituciones y para la sociedad. Con todo esto, creo que el final es bastante significativo.

Y a propósito del libro: Cuando, Terry Southern, fue enterado por un periodista de que alguien había escrito que, <<CANDY>>, era una sátira del “Cándido” de Voltaire, respondió: “Pues, me va a tocar volver a leer el libro de Voltaire, a ver si es verdad”.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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