16 de mayo de 2022
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Max Von Sydow frente al mal en las dos caras de su formalización: en su aspecto primigenio y en su total y amenazante metamorfoseada forma física. Por consiguiente, se establece en su totalidad una metáfora terrorífica de la crisis religiosa y la pérdida de la fe en donde la novela de William Peter Blatty se siente intimidatoria, casi como un ensayo sesgado y secular de lo que comprende ese nihilismo pasivo tan arraigado en los inicios de la posmodernidad.
Friedkin utiliza un montaje que aterroriza al espectador por los bruscos movimientos de cámara que dominan la pantalla, consiguiendo una atmósfera cada vez más terrorífica que destruye el concepto de familia en un crescendo narrativo que abre las puertas a una de las mayores obras trágicas de índole moral y religiosa más representativos del género.
Pero la esencia de la película está en Jason Miller, interpretando el auxilio y el advenimiento de los males surgidos a través de la normalizada pérdida de los valores religiosos, aunque realmente podría ser la fe y los principios morales lo que más está asumido en la perdición. Abarca "The Exorcist" (1973) en su último tercio toda la representación de su axioma principal en un riguroso ejercicio de atmósfera terrorífica, suspense y de exposición a lo sobrenatural.
Posiblemente sea la película más importante del género y del componente temático que resplandece bajo su trama, que más que una tesis secundaria se establece más bien como el patrón principal que la define tanto en su forma artística como en su voluntad de expresión.
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