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Voto de Samizdat:
8
6.6
131
Drama
El protagonista de la historia es Bora, un gitano que vive de comerciar con plumas de oca. Se disputa con Mirta el territorio de compra de plumas, pero no es lo único que quiere de él, pues quiere casarse con su hijastra, Tisa, una joven gitana cuyo matrimonio concertado ha fracasado el mismo día de la boda debido a la excesiva juventud del novio. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los realizadores de la antigua Yugoslavia se han asomado con frecuencia a la cultura gitana. El ejemplo más conocido es, claro, el del reputado Emir Kusturica, que ha dirigido al menos dos filmes sobre el tema, "El tiempo de los gitanos" (1988) y "Gato negro, gato blanco" (1998). Pero también el serbio Goran Paskaljevic ha abordado la vida de esta comunidad, en la excelente "El ángel guardián" (que por cierto tiene muchas similitudes argumentales con la primera citada de Kusturica).
Bastante antes, en 1967, un cineasta yugoslavo ya había dirigido una película sobre los gitanos. Se trata de Aleksandar Petrovic (1929-1994), quien fue, junto con Zivojin Pavlovic y Dusan Makavejev, uno de los más destacados cineastas de la tendencia conocida como "Novi Film", que renovó la escena cinematográfica yugoslava en los años 60 y que refleja la liberalización política de la época, gracias a la cual los cineastas empiezan a liberarse del férreo control de la burocracia estatal (y de la no menos férrea doctrina estética del realismo socialista) y a expresarse con mayor libertad. "Encontré zíngaros felices" es el quinto largometraje que dirigió Petrovic, siendo ya un director consagrado, cuya película "Tri" (1965) había sido nominada para el Óscar a la mejor película extranjera.
La mayor parte de la acción se desarrolla en la región de Voivodina, en el norte de Serbia, una zona caracterizada por su diversidad cultural (más de 20 grupos étnicos y 6 lenguas oficiales). Esta diversidad se refleja en la película, ya que se habla en al menos cuatro idiomas (romaní, serbio, húngaro y eslovaco). Los protagonistas residen, en concreto, en la ciudad de Sombor (un cartel indicador nos lo anuncia al iniciarse la película), aunque “Encontré zíngaros felices” es en realidad, a su manera, una “road movie”, y los personajes, por negocios o por otros motivos, se desplazan constantemente: una y otra vez encontramos planos de carreteras rodados desde vehículos en movimiento.
Varios de los intérpretes del filme son actores no profesionales y los extras son todos habitantes de la zona pertenecientes a la etnia gitana, lo que da a la película un cierto valor como documento antropológico. La música tiene una gran importancia: de hecho, la frase “Encontré zíngaros felices”, que se ha adoptado como título en español y en otros idiomas, procede de un tema folclórico que se escucha varias veces en el filme, en el que interviene además una conocida intérprete de este tipo de música, Olivera Vuco.
(sigue en el spoiler, sin desvelar detalles del argumento)
Bastante antes, en 1967, un cineasta yugoslavo ya había dirigido una película sobre los gitanos. Se trata de Aleksandar Petrovic (1929-1994), quien fue, junto con Zivojin Pavlovic y Dusan Makavejev, uno de los más destacados cineastas de la tendencia conocida como "Novi Film", que renovó la escena cinematográfica yugoslava en los años 60 y que refleja la liberalización política de la época, gracias a la cual los cineastas empiezan a liberarse del férreo control de la burocracia estatal (y de la no menos férrea doctrina estética del realismo socialista) y a expresarse con mayor libertad. "Encontré zíngaros felices" es el quinto largometraje que dirigió Petrovic, siendo ya un director consagrado, cuya película "Tri" (1965) había sido nominada para el Óscar a la mejor película extranjera.
La mayor parte de la acción se desarrolla en la región de Voivodina, en el norte de Serbia, una zona caracterizada por su diversidad cultural (más de 20 grupos étnicos y 6 lenguas oficiales). Esta diversidad se refleja en la película, ya que se habla en al menos cuatro idiomas (romaní, serbio, húngaro y eslovaco). Los protagonistas residen, en concreto, en la ciudad de Sombor (un cartel indicador nos lo anuncia al iniciarse la película), aunque “Encontré zíngaros felices” es en realidad, a su manera, una “road movie”, y los personajes, por negocios o por otros motivos, se desplazan constantemente: una y otra vez encontramos planos de carreteras rodados desde vehículos en movimiento.
Varios de los intérpretes del filme son actores no profesionales y los extras son todos habitantes de la zona pertenecientes a la etnia gitana, lo que da a la película un cierto valor como documento antropológico. La música tiene una gran importancia: de hecho, la frase “Encontré zíngaros felices”, que se ha adoptado como título en español y en otros idiomas, procede de un tema folclórico que se escucha varias veces en el filme, en el que interviene además una conocida intérprete de este tipo de música, Olivera Vuco.
(sigue en el spoiler, sin desvelar detalles del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película cuenta la historia del gitano Bora (el actor de origen albanés, recientemente fallecido, Bekim Fehmiu), que se gana la vida comerciando con plumas de ganso (el título original del filme, "Skupljaci perja", significa algo así como "recolectores de plumas", o así, al menos, es como Google tiene a bien traducirlo). Bora es puro ímpetu vital, un personaje excesivo y contradictorio, esperpéntico y a la vez entrañable, capaz al mismo tiempo de importunar a los hijos de un difunto el día del funeral, con tal de hacer un buen negocio, y de arrojar desde un camión en marcha (en uno de los momentos de mayor belleza visual del filme) las plumas de ganso que tanto le ha costado “recolectar”. Capaz, igualmente, de pegarle a su mujer una soberana paliza, y de enamorarse como un colegial de una adolescente. Junto a Bora, aparecen hasta una docena de personajes secundarios de cierta relevancia, aunque destacan sobre todo dos mujeres: la cantante Lenka, personaje interpretado por la ya citada Olivera Vuco, y Tisa, la inquieta hijastra de Mirta (el principal antagonista de Bora en la película), a quien da vida Gordana Jovanovic, auténtica gitana de Voivodina que debutó en este filme.
Más que en la trama propiamente dicha, el interés de la película se encuentra en la representación del modo de vida de los gitanos. Aquí no falta verismo, lo que da fe del grado de libertad que alcanzaron estos realizadores en la antigua Yugoslavia: las condiciones miserables y la brutalidad de la vida de los gitanos se muestran sin ahorrar detalles. El barrio en el que Bora y compañía viven es un auténtico barrizal, con una absoluta falta de higiene, y los niños se encuentran en un estado de completo abandono (al comienzo de la película, una recién nacida muere mientras su padre duerme la borrachera y su madre se encuentra en brazos de otro hombre). El tema religioso, aunque secundario, también está presente, a través de los personajes de un pope (que es como un clon de Robert de Niro, por cierto) y de una monja, y de varios planos que muestran pinturas religiosas, a veces con una función irónica.
Una bella película, injustamente olvidada. Merece la pena verla.
Más que en la trama propiamente dicha, el interés de la película se encuentra en la representación del modo de vida de los gitanos. Aquí no falta verismo, lo que da fe del grado de libertad que alcanzaron estos realizadores en la antigua Yugoslavia: las condiciones miserables y la brutalidad de la vida de los gitanos se muestran sin ahorrar detalles. El barrio en el que Bora y compañía viven es un auténtico barrizal, con una absoluta falta de higiene, y los niños se encuentran en un estado de completo abandono (al comienzo de la película, una recién nacida muere mientras su padre duerme la borrachera y su madre se encuentra en brazos de otro hombre). El tema religioso, aunque secundario, también está presente, a través de los personajes de un pope (que es como un clon de Robert de Niro, por cierto) y de una monja, y de varios planos que muestran pinturas religiosas, a veces con una función irónica.
Una bella película, injustamente olvidada. Merece la pena verla.