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Thriller. Intriga
La memoria de Leonard, un investigador de una agencia de seguros, está irreversiblemente dañada debido a un golpe sufrido en la cabeza cuando intentaba evitar el asesinato de su mujer: éste es el último hecho que recuerda del pasado. La memoria reciente la ha perdido: los hechos cotidianos desaparecen de su mente en unos minutos. Así pues, para investigar e intentar vengar el asesinato de su esposa tiene que recurrir a la ayuda de una ... [+]
23 de noviembre de 2005
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posmoderno retrato fragmentado sobre el complejo de culpa, marcadamente irracional. Deconstrucción del tiempo fílmico convertido en algo mecánico e impersonal, externo y ajeno a nuestra experiencia interior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película no muestra el efecto antes que la causa, ni está rodada hacia atrás: en ella, tanto el libre albedrío como la causalidad son ilusiones creadas por la correspondencia entre la consciencia y una memoria transfigurada del transcurrir del tiempo. No hay más “flash-backs” que “deja-vus”; desde el punto de vista de Lenny todos los sucesos tienen una continuidad temporal limitada debido a su incapacidad, encadenándolos mediante referencias externas a su propia percepción (ya sean fotos, textos, tatuajes). El espectador observa la acción con independencia del objeto respecto de quien le observa, siendo vanas causas y efectos.
La información que vamos recogiendo es “entrópica”: percibimos la perdida de información que soporta la misma en su propia evolución. Al igual que Lenny ésta nos aparece fragmentada, a mayor información sobre porqué mayor imprecisión para poder enunciarlo (cuanto más de cerca se mira un problema (real), más borrosa se vuelve su solución). Incapaz de retener, Lenny sigue un método deductivo-inductivo para construir su realidad; por un lado su deducción va del hecho general (ha habido un asesinato) a los particulares (las pistas que le llevan hacia el asesino) y su inducción al revés. Él deduce su hipótesis (hay un segundo individuo libre implicado en el asesinato de su mujer) e induce en sus investigaciones (nombre del individuo, rasgos físicos, matrícula del coche), el espectador sabe que estos mecanismos no son suficientes por sí mismos para explicar la trama (no ha habido asesinato; el nombre del asesino, la matrícula de su coche no se pueden demostrar como verdaderas).
Lenny construye su nueva realidad a partir de su propio sentimiento de culpa, pasada, irrelevante en cuanto a las fuentes que la originaron. Él huye hacia delante deconstruyendo su antigua realidad en una nueva, dotándola de sentido: la venganza; para ello lee los tatuajes de su cuerpo (la mayoría no explicados). Su pasado es intranscendente para este cometido, no importa que a la mujer de Lenny la asesinaran o que él la matara o que se suicidara o que ni siquiera existiese, poco importa que Sammy exista (dentro o fuera de su cabeza), él ha encontrado un nuevo sentido y no le faltarán personas que le faciliten coartadas para alimentarlas. Más importante es el comienzo (simbólico) reciente de su condición, generada tras el golpe en el espejo (real o imaginado) “tatuado” en las marcas (no cicatrizadas) de su cara. Las personas a su alrededor le mienten (como él mismo) y le manipulan (como él lo es por su empresa privando a la familia Jankis de su derecho a cobrar el seguro).
Podría haber otro final pero no debemos convertirnos en esclavos de nuestras teorías; no hace falta que acabemos creyéndonos nuestras propias fantasías.
La información que vamos recogiendo es “entrópica”: percibimos la perdida de información que soporta la misma en su propia evolución. Al igual que Lenny ésta nos aparece fragmentada, a mayor información sobre porqué mayor imprecisión para poder enunciarlo (cuanto más de cerca se mira un problema (real), más borrosa se vuelve su solución). Incapaz de retener, Lenny sigue un método deductivo-inductivo para construir su realidad; por un lado su deducción va del hecho general (ha habido un asesinato) a los particulares (las pistas que le llevan hacia el asesino) y su inducción al revés. Él deduce su hipótesis (hay un segundo individuo libre implicado en el asesinato de su mujer) e induce en sus investigaciones (nombre del individuo, rasgos físicos, matrícula del coche), el espectador sabe que estos mecanismos no son suficientes por sí mismos para explicar la trama (no ha habido asesinato; el nombre del asesino, la matrícula de su coche no se pueden demostrar como verdaderas).
Lenny construye su nueva realidad a partir de su propio sentimiento de culpa, pasada, irrelevante en cuanto a las fuentes que la originaron. Él huye hacia delante deconstruyendo su antigua realidad en una nueva, dotándola de sentido: la venganza; para ello lee los tatuajes de su cuerpo (la mayoría no explicados). Su pasado es intranscendente para este cometido, no importa que a la mujer de Lenny la asesinaran o que él la matara o que se suicidara o que ni siquiera existiese, poco importa que Sammy exista (dentro o fuera de su cabeza), él ha encontrado un nuevo sentido y no le faltarán personas que le faciliten coartadas para alimentarlas. Más importante es el comienzo (simbólico) reciente de su condición, generada tras el golpe en el espejo (real o imaginado) “tatuado” en las marcas (no cicatrizadas) de su cara. Las personas a su alrededor le mienten (como él mismo) y le manipulan (como él lo es por su empresa privando a la familia Jankis de su derecho a cobrar el seguro).
Podría haber otro final pero no debemos convertirnos en esclavos de nuestras teorías; no hace falta que acabemos creyéndonos nuestras propias fantasías.