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Voto de TOM REGAN:
6
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Intriga
Cuando el renombrado novelista de misterio Harlan Thrombey (Christopher Plummer) es encontrado muerto en su mansión, justo después de la celebración familiar de su 85 cumpleaños, el inquisitivo y cortés detective Benoit Blanc (Daniel Craig) es misteriosamente reclutado para investigar el asunto. Se moverá entre una red de pistas falsas y mentiras interesadas para tratar de descubrir la verdad tras la muerte del escritor.
18 de febrero de 2020
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
28/05(08/02/20) Entretenido thriller de misterio realizado y escrito por Ryan Johnson, en lo que es un homenaje al género whodunit (Quien lo hizo?), que a su vez se inspira en las obras literarias de Arthur Conan Doyule (Sherlock Holmes), y de Agatha Christie (Hercules Poirot, Miss Marple, etc…), en boga por el éxito reciente de la nueva versión de Kenneth Branagh “Asesinato en el Orient Express” (2017), acudiendo con ello a los tópicos propios, como es la muerte en extrañas circunstancias de un millonario, donde muchos son los que podrían desear su fallecimiento, habiendo un detective pintoresco con nombre de resonancias francesas (como Hercules Poirot) que siempre va dos pasos por delante del espectador, casi todo aconteciendo en una mansión gótica, y donde los giros son constantes hasta el último segundo. Además de sacar una vena crítica contra la xenofobia (en lo que se puede ver como un ataque a Donald Trump). Como es marca en estas producciones de misterio sofisticado hay un gran desfile de actores famosos que dan lustre, aunque la mayoría apenas tiempo de peso dramático, me refiero a Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Tony Colette o la pujante Katherine Langford (de la serie “Por trece razones”), que al final se siente presencias sin alma, que solo están ahí para rellenar cartel, los que si tiene espacio son un siempre majestuoso Christopher Plummer, un divertido Daniel Craig, un guaperas Chris Evans y la cubano-española Ana de Armas. Y todos estos personajes son meros clichés superficiales, creados con molde. La película se desarrolla en un tono ligero de cuasi-parodia de intriga desenfadada, donde nada se siente ni intenso, ni profundo, todo acontece en un clima distendido para el visionador, donde se dan cita las envidias, el racismo, la codicia, el clasismo, y las mentiras. Un divertimento sin capacidad de perdurabilidad en el subconsciente, con un metraje con el que pasas un rato ameno, pero que no llega a apretarte (por lo menos a mí). El título fue tomado de la canción de 2001 de Radiohead "KnivesOut"; Johnson, fanático de Radiohead, dijo: "Obviamente, la película no tiene nada que ver con la canción... Esa frase siempre se me ha quedado en la cabeza. Y simplemente parecía un gran título para un misterio de asesinato". El nombre de Harlan Thrombey se tomó de un whodunit de Choose Your Own Adventure de 1981, Who Killed Harlowe Thrombey?
Al desarrollar la película, Johnson citó varios thrillers de misterio clásicos y comedias de misterio como influencias, incluyendo The Last of Sheila, Murder on the Orient Express, Something's Afoot, Murde rby Death, Death on the Nile, The Private Eyes, The Mirror Crack'd, Evil Under the Sun, Deatht rap, Clue y Gosford Park. La versión de 1972 de Sleuth, un "whodunit adyacente" favorito de Johnson's, También fue una inspiración, particularmente para la configuración y el diseño del escenario, incluidos los autómatas, Jolly Jack the Sailor.
El hábil comienzo da buenas pistas de lo que veremos, primero la mansión Thrombey envuelta en niebla, dando un aspecto fantasmagórico, mientras los perros de la finca corren a cámara lenta, tras lo que se adentra en la vivienda hasta cerrar sobre la inscripción de una taza donde pone, "Mi casa. Mis reglas. Mi café", pertenece al patriarca Thrombey, pero bien se puede atribuir al director en el sentido de que es su película e impondrá sus juguetonas reglas. Tras ello nos introduciremos en un cumpleaños clave para desentrañar los metales acontecimientos, lo haremos en flash-back en determinados momentos y para ver los hechos desde diferentes puntos de vista, haciendo con ello que el espectador se involucre.
Nos introduciremos de lleno en una familia acomodada fruto del éxito literario del patriarca, y sus hijos nos daremos cuenta que son totalmente dependientes del escritor, por lo que cuando su fuente de ingresos se ve en peligro… Y son potenciales sospechosos de la muerte del cabeza de familia. Iremos descubriendo que estos hijos son unos parásitos que viven de la sopa boba del patriarca, pero donde sus personalidades son intercambiables unos con otros, no tienen caracteres definidos, son una masa homogénea.
Johnson hace que el metraje fluya con agilidad, ello con recursos estéticos notables que hacen que als carecnias de la historia sean más llevaderas, con una labor de edición ingeniosa de Bob Ducsay (“Star Wars: Los ultimos Jedi” o “Godzilla”), y una labor exquisita en la cinematografía de Steve Yedlin (“Looper” o “Star Wars: Los ultimos Jedi”), jugando con la semioscuridad y con una iluminación tenue, así como remarcable el modo en que enmarca a algunos personajes en un elemento de decoración turbador de especie de Trono de Hierro de “Game of Thrones”, pero en vez de espadas son cuchillos, y hachas de todo tipo. Esto gracias al estupendo diseño de producción de David Crank (“Lincoln” o “There Will Be Blood”), destacando además del decorado mencionado, la decimonónica mansión. La música creada por Nathan Johnson (“Looper” o “Los hermanos Bloom”) encaja bien el clima de suspense-detectivesco juguetón de la película.
Reseñable es el modo de abordar la xenofobia en las clases altas caucásicas, reflejado en los descendientes Thrombey y su objetivo en la latino-americana Marta, la enfermera del patriarca, con el running gag de no recordar ninguno de la prole de que país proviene, y nombrando en ello varios países hispanoamericanos. Así como sangrante es la alusión de Richard (Don Johnson) a los inmigrantes en la actual USA, en lo que se puede sentir como un ataque a la política del POTUS actual, Donald Trump; Prole además que se ve como endogámica en el sentido de la aristocracia, donde la riqueza de la familia debe permanecer en la familia por derecho de sangre, aunque todo sea fruto del patriarca y ellos no sean más que unos aprovechados sin oficio ni beneficio.
Al desarrollar la película, Johnson citó varios thrillers de misterio clásicos y comedias de misterio como influencias, incluyendo The Last of Sheila, Murder on the Orient Express, Something's Afoot, Murde rby Death, Death on the Nile, The Private Eyes, The Mirror Crack'd, Evil Under the Sun, Deatht rap, Clue y Gosford Park. La versión de 1972 de Sleuth, un "whodunit adyacente" favorito de Johnson's, También fue una inspiración, particularmente para la configuración y el diseño del escenario, incluidos los autómatas, Jolly Jack the Sailor.
El hábil comienzo da buenas pistas de lo que veremos, primero la mansión Thrombey envuelta en niebla, dando un aspecto fantasmagórico, mientras los perros de la finca corren a cámara lenta, tras lo que se adentra en la vivienda hasta cerrar sobre la inscripción de una taza donde pone, "Mi casa. Mis reglas. Mi café", pertenece al patriarca Thrombey, pero bien se puede atribuir al director en el sentido de que es su película e impondrá sus juguetonas reglas. Tras ello nos introduciremos en un cumpleaños clave para desentrañar los metales acontecimientos, lo haremos en flash-back en determinados momentos y para ver los hechos desde diferentes puntos de vista, haciendo con ello que el espectador se involucre.
Nos introduciremos de lleno en una familia acomodada fruto del éxito literario del patriarca, y sus hijos nos daremos cuenta que son totalmente dependientes del escritor, por lo que cuando su fuente de ingresos se ve en peligro… Y son potenciales sospechosos de la muerte del cabeza de familia. Iremos descubriendo que estos hijos son unos parásitos que viven de la sopa boba del patriarca, pero donde sus personalidades son intercambiables unos con otros, no tienen caracteres definidos, son una masa homogénea.
Johnson hace que el metraje fluya con agilidad, ello con recursos estéticos notables que hacen que als carecnias de la historia sean más llevaderas, con una labor de edición ingeniosa de Bob Ducsay (“Star Wars: Los ultimos Jedi” o “Godzilla”), y una labor exquisita en la cinematografía de Steve Yedlin (“Looper” o “Star Wars: Los ultimos Jedi”), jugando con la semioscuridad y con una iluminación tenue, así como remarcable el modo en que enmarca a algunos personajes en un elemento de decoración turbador de especie de Trono de Hierro de “Game of Thrones”, pero en vez de espadas son cuchillos, y hachas de todo tipo. Esto gracias al estupendo diseño de producción de David Crank (“Lincoln” o “There Will Be Blood”), destacando además del decorado mencionado, la decimonónica mansión. La música creada por Nathan Johnson (“Looper” o “Los hermanos Bloom”) encaja bien el clima de suspense-detectivesco juguetón de la película.
Reseñable es el modo de abordar la xenofobia en las clases altas caucásicas, reflejado en los descendientes Thrombey y su objetivo en la latino-americana Marta, la enfermera del patriarca, con el running gag de no recordar ninguno de la prole de que país proviene, y nombrando en ello varios países hispanoamericanos. Así como sangrante es la alusión de Richard (Don Johnson) a los inmigrantes en la actual USA, en lo que se puede sentir como un ataque a la política del POTUS actual, Donald Trump; Prole además que se ve como endogámica en el sentido de la aristocracia, donde la riqueza de la familia debe permanecer en la familia por derecho de sangre, aunque todo sea fruto del patriarca y ellos no sean más que unos aprovechados sin oficio ni beneficio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Para defender a las minorías étnicas el epítome es la mencionada Marta, pero el guión la hace demasiado buena, sin aristas, demasiado perfecta (tanto que mentir le produce vómitos), adolece de matices para humanizarla, se nota una percha excesivamente pura para contrarrestarla contra esta familia ácara-avariciosa-codiciosa-mentiroso compulsivos (en contraste con la patología de marta), no hay gradualidad, es la personalidad blanca de ella frente al negro de ellos, con lo que cae en la brocha gorda, en lo esquemático en su crítica liviana a la institución familiar, al matrimonio, a la xenofobia, al despotismo.
Daniel Craig se nota disfrutar con su emulo de Hercules Poirot, entrando en escena desde un segunda plano que hace resaltar su figura, para a posteriori apoderarse de la pantalla con su vis cínica, con diálogos divertidos en sus comparaciones y metáforas; Ana de Armas cumple con su rol de chica buena-buenísima, emitiendo gran dulzura, con ese toque divertido-escatológico. Lástima que sea tan de una nota; Christopher Plummer demuestra su grandeza y carisma en su poder magnético; Chris Evans es de los descendientes el único que tiene algo de peso extra, sabe desplegar su cariz de galán juvenil; Resto de familia, como he dicho son tan afamados como desaprovechados.
Spoiler:
La resolución del caso me ha resultado un tanto la montaña ha parido un ratón, muy rocambolesco el modo en que el detective privado hila lo sucedido, cogido por los pelos, además de no serme muy sorprendente. Hubiera esperado un giro más impactante, como que al final todo fue obra de Marta y su antología de vomitona ante mentir era una treta para engañarlos a todos. Pero que fuera uno de la familia Thrombey no me ha movido a ninguna exclamación de asombro. Aunque si me ha resultado sugestiva esa última toma de los descendientes desde fuera de la mansión mirando hacia atrás y arriba ojipláticos ante la imagen de la nueva dueña asomada a la terraza, cual reina en sus tierras.
Ah, el modo en que Harlan Thrombey (Christopher Plummer) se toma que va a morir me resulta grimante, como si nada, ‘pues vale, vaya contratiempo, no me queda más remedio que cortarme el cuello? Inverosímil no, lo muy siguiente.
Me queda una entretenida propuesta, amena, aunque sin poder de perdurabilidad. Fuerza y honor!!!
Daniel Craig se nota disfrutar con su emulo de Hercules Poirot, entrando en escena desde un segunda plano que hace resaltar su figura, para a posteriori apoderarse de la pantalla con su vis cínica, con diálogos divertidos en sus comparaciones y metáforas; Ana de Armas cumple con su rol de chica buena-buenísima, emitiendo gran dulzura, con ese toque divertido-escatológico. Lástima que sea tan de una nota; Christopher Plummer demuestra su grandeza y carisma en su poder magnético; Chris Evans es de los descendientes el único que tiene algo de peso extra, sabe desplegar su cariz de galán juvenil; Resto de familia, como he dicho son tan afamados como desaprovechados.
Spoiler:
La resolución del caso me ha resultado un tanto la montaña ha parido un ratón, muy rocambolesco el modo en que el detective privado hila lo sucedido, cogido por los pelos, además de no serme muy sorprendente. Hubiera esperado un giro más impactante, como que al final todo fue obra de Marta y su antología de vomitona ante mentir era una treta para engañarlos a todos. Pero que fuera uno de la familia Thrombey no me ha movido a ninguna exclamación de asombro. Aunque si me ha resultado sugestiva esa última toma de los descendientes desde fuera de la mansión mirando hacia atrás y arriba ojipláticos ante la imagen de la nueva dueña asomada a la terraza, cual reina en sus tierras.
Ah, el modo en que Harlan Thrombey (Christopher Plummer) se toma que va a morir me resulta grimante, como si nada, ‘pues vale, vaya contratiempo, no me queda más remedio que cortarme el cuello? Inverosímil no, lo muy siguiente.
Me queda una entretenida propuesta, amena, aunque sin poder de perdurabilidad. Fuerza y honor!!!