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Voto de Jlamotta:
4
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Fantástico. Terror. Intriga
Un escritor de novelas de terror (Val Kilmer) llega a un pueblo, que vive amedrentado por la presencia de un asesino en serie. Adaptación de un cuento escrito por el propio Coppola. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2011
35 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coppola es el autor de la mejor película de todos los tiempos (El Padrino I y II para mi es una sola), de una de las mejores películas de guerra de la historia (Apocalypse Now), de la mejor versión del Drácula de Bram Stoker (Drácula de Bram Stoker), de otorgarle el mejor papel al gran Gene Hackman (La Conversación). Pero también ha hecho Jack, Tetro y ahora...Twixt. Sin duda las películas más deficientes del maestro son producto de la nula confianza de los estudios en él, llegando a financiarse él mismo sus locuras. Desde los 80 siempre ha tenido problemas para sacar proyectos hacia delante a pesar de contar con varios Óscar de la academia y de convertir una novela sobre gangsters italoamericanos corriente en una auténtica maravilla del séptimo arte. Gracias a American Zoetrope, productora creada por él mismo y su amigo George Lucas (que está afeitándose con una maquinilla envuelta en un billete de 100 dólares mientras escribo esto) ha podido satisfacer sus ansias de crear y, en esta última etapa de su carrera artística, ejercer la labor de guionista, director y productor. Ser un autor enfrascado en el cine independiente, lo que siempre quiso desde que empezó en esto de la mano de Roger Corman.
El problema es que hay directores que trabajan mejor con presión o sometidos a la ley de un estudio. Y Coppola es uno de ellos. Más presión que tuvo con El Padrino (donde estuvo a un pelo de ser despedido) y Apocalypse Now (donde Martin Sheen recibió la extremaunción para curarse después misteriosamente) no ha tenido nadie. Millones y más millones dependían de él. En Twixt no. Puede hacer lo que quiera porque cuenta con 7 millones de dólares, un actor de capa caída como es el correcto Val Kilmer y ninguna expectativa por parte del público. De ahí que se decidiera por hacer videoarte con música de cafetería de motel con un uso ridículo y totalmente innecesario del 3D. Mi admirado Francis ha hecho lo que le ha salido del alma y eso es de admirar, aunque no el resultado. Con un guión que se desmenuza fácilmente, sin tener que ser muy avispado para adelantarte a los giros finales y con cierta torpeza fílmica a la hora de usar el, repito, innecesario 3D (Coppola y Scorsese en 3D? Argh!).
Sigo en Spoiler pero no es spoiler
El problema es que hay directores que trabajan mejor con presión o sometidos a la ley de un estudio. Y Coppola es uno de ellos. Más presión que tuvo con El Padrino (donde estuvo a un pelo de ser despedido) y Apocalypse Now (donde Martin Sheen recibió la extremaunción para curarse después misteriosamente) no ha tenido nadie. Millones y más millones dependían de él. En Twixt no. Puede hacer lo que quiera porque cuenta con 7 millones de dólares, un actor de capa caída como es el correcto Val Kilmer y ninguna expectativa por parte del público. De ahí que se decidiera por hacer videoarte con música de cafetería de motel con un uso ridículo y totalmente innecesario del 3D. Mi admirado Francis ha hecho lo que le ha salido del alma y eso es de admirar, aunque no el resultado. Con un guión que se desmenuza fácilmente, sin tener que ser muy avispado para adelantarte a los giros finales y con cierta torpeza fílmica a la hora de usar el, repito, innecesario 3D (Coppola y Scorsese en 3D? Argh!).
Sigo en Spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mucho se ha vendido este Twixt como el regreso del director de Dementia 13 al género que le vio crecer de la mano de Roger Corman. Con el detalle de que el bueno de Roger sabía usar la auto parodia y la ironía en sus productos de serie B con resultados maravillosos para lo que su público requería de él. Coppola no sabe hacer eso y se queda a medio camino entre Serie B y apariencia de película cara que en realidad no tiene un duro. Intentado sacar algo positivo se puede destacar cierta fuerza visual en las escenas con la torre de los relojes de protagonista y una reflexión sobre la dificultad de la inspiración con momentos obsesivo-compulsivos propios del Gene Hackman de La Conversación o el Jeff Bridges de Tucker, un hombre y su sueño. Incluso, hilando fino, hay algo del Bill Murray de Lost in Translation, película majestuosa de su hija, Sofía Coppola. Es curioso como dos compañeros de generación como el director de Legítima Defensa y Woody Allen comparten su fascinación por Edgar Allan Poe en particular (en la reciente Midnight un Paris) y por los clásicos en general. Puede ser una llamada de socorro para quien quiera darse cuenta de que los referentes actuales no tienen cabida en un sistema cinematográfico que idolatra a Crepúsculo (o similares) y desprecia a Poe o Lovecraft. O en este caso, al amigo Francis, un peso pesado que cuenta con menos recursos para contar una historia que el infame Tyler Perry.