28 de diciembre de 2010
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“Hace tiempo platique con un joven de rostro brillante que le gustaba andar en moto. Me hablaba de los cielos azules nubados y la vida de los granjeros en el viejo oeste. Me contó de sus padres, humildes y trabajadores. Cuando él tenía once años. Y de cómo un día apareció un hombre que vino a ayudar a la familia. Un hombre que se convirtió en su ídolo, pues era valiente, hábil con los puños y con el revolver. De mirada que inspiraba tranquilidad y seguridad ante los malvados. Algo así como un ángel guardián. Definitivamente ese joven, niño en aquel tiempo quería ser como aquel pistolero"
Muchas rotaciones después, aquel joven ha visto “Raíces Profundas” y se da cuenta de que su héroe con Ladd tras ese rol parece hasta afeminado, y que hasta el duelo con Palance resulta arreglado. Pues Jack es un villano formidable. ¿Pero que sería un héroe como Bond, sin un gran villano? A pesar de esto, el recuerdo de la amistad con el Gun Man prevalece en base a una bonita amistad, como algo cálido, fraternal que el tiempo no borra. Sigue nítido como la fotografía del filme. Y entonces el joven recuerda la vuelta mortal en el camino de Denver, aquel día en que desencarnó. Al ver “Raíces Profundas” ese joven rubio parece gritar ¡¡Shane!! ¡¡Shane!! ¡¡Vuelve!!
Tributo a Brandon De Wilde.
30 de enero 2008.
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