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Voto de Cristermo:
5
5.9
4,855
Drama
Un adolescente desaparecido regresa tras ocho años, cuando todos lo daban por muerto, y se incorpora a la vida familiar marcada por el misterio de su desaparición. Poco a poco surgirá la duda de si realmente se trata del niño desaparecido o de un impostor. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2016
12 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por momentos La Próxima Piel parece una buena película. La idea, aunque no muy original, engancha y a ratos está bien llevada, pero, como tantas veces ocurre en el cine español (o catalán, que a fin de cuentas es lo mismo) lo estropean con escenas absurdas y con trucos de guion que acaban por indignar. Mejor lo pongo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Todo se estropea cuando en lugar de ahondar en el drama de los personajes o en el misterio que envuelve la situación se empieza a tomar el pelo al espectador jugando con un morbo que no viene a cuento. De vez en cuando se sugiere una atracción medio incestuosa entre el protagonista y su madre. Una atracción que no resulta creíble porque no encaja con la psicología de los personajes (al de Emma Suárez lo han convertido en un fantoche inanimado y sin sustancia cuando debería ser el más desgarrador de la película). Está claro que no encaja en la psicología de los personajes ni resulta creíble ni aporta nada a la trama, más que el morbo de entrar en un terreno moralmente resbaladizo para el espectador. Pero cuando todo se va al garete definitivamente es cuando, de repente y sin venir a cuento, nos sumergen en una escena gay pseudoporno que rompe cualquier lógica y que acaba resultando hasta incómoda por lo reiterativa y fuera de lugar que está. Después de coquetear con su madre (con el único objetivo de despertar morbo, porque nada en el guion lo justifica) resulta que el muchacho es gay y hay que demostrarlo con una escena de cinco minutos de besuqueos empalagosos con el amigo. ¿Pero cómo se come eso? Con chorradas como estas cualquier guion se va al traste y es una pena que tantas películas se estropeen por esa obsesión de la progresía patria por colocar lo morboso por encima de lo coherente y por destrozar un buen guion con tal de meter con calzador alguna escena que le resulta incómoda al espectador medio, como si hubiera que dejar claro que son muy tolerantes y modernos. Algo que no deja de ser producto de una tremenda inmadurez. Si a esta gente se les ocurre hacer una nueva versión de Heidi a buen seguro pondrían alguna escena de zoofilia entre Pedro las cabras (de cinco minutos para que nos quede claro) y le darían un toque pederasta al abuelo. Una pena, porque al final todo lo bueno que tiene la película se desvirtúa y uno casi acaba deseando que vuelva la censura. Por lo menos les exigía a los guionistas y al director aguzar el ingenio y la imaginación y salían obras maestras como Gilda, llena de sugerencias "peaminosas", pero perfectamente engarzadas en la historia.