Media votos
4.2
Votos
2,786
Críticas
2,782
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
3
6.6
262
Drama
El doctor Felix Klauber es un médico que se crió en el seno de una familia judía en uno de los barrios más marginales de Nueva York. Gracias a su duro trabajo se ha convertido en un rico doctor de Park Avenue. Un día le llaman para que opere a su padre, Meyer Klauber, de un pequeño tumor, pero un error fatal acaba con la vida de éste. (FILMAFFINITY)
11 de abril de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
In de gueto..
Andesnou frai... Ondecolein grei Chicago mun... Beibi beni charlis gonis in de gueto... Andejar mama crai... Posdenifi guan sidosido nim Modli di engrin maufi...
Pobre desgraciado que no sabe ni por dónde le da el aire es explotado sistemática, torticera y brutalmente por su propia familia llena de desalmados, manipuladores, avariciosos y tontos.
Tipo sin sangre, fuste ni criterio, médico de vocación y profesión es castrado, timado y saqueado por la parentela más directa, cercana y aviesa, también abyecta.
Le quitan la novia, la clientela (pobre y santa), la hombría, la esperanza, la decencia, la dignidad, la misma vida entera.
Todo sea por un necio ascenso social, por un ridículo esnobismo y un afán trepa que espantarían al más pintado.
Se trata de la demolición angustiosa y asfixiante, constante, consecutiva y abominable de un panoli de cuidado, hablamos de su destrucción y aniquilación concienzudas hasta ser convertido en un miserable trapo/guiñapo, en un ser lastimero, lloroso, penoso, para salir corriendo y echar el resto.
Judíos todos ellos, de origen europeo, se supone, residencia neoyorquina de principios de siglo y destino empingorotado de nuevos ricos llenos de dinero sucio.
Construida con calma, brío y buen hacer, ejercicio de artesanía pulcro y esmerado, esta historia aberrante y ofensiva que nos saja el alma con alevosía, de estrepitosa esencia melodramática, se erige como un monumento al disparate sin parangón ni mediodía, un puro himno a la mayor felonía.
En el duelo siempre presente entre lo sublime y lo ridículo ganan por goleada los bufones que se ríen en nuestra cara con tanto grueso desafuero.
Histeria moral, grotesca manipulación emocional y agresiva monserga bobalicona y preñada de atroz simpleza como elementos de un producto que asombra por su exagerada sensiblería, desordenado/desorejado e inverosímil sentimentalismo y salvaje grosería argumentativa.
Contrasta tanta bellaquería y majadería narrativa con la pericia y hermosura de la mirada puramente cinematográfica, racional, cabal, limpia, clara, feliz, moderada, sin pausa ni prisa (no como en el cine de hoy día que vamos a toque de pito todo el santo día echando el bofe en cada esquina porque consideran que la atención del público actual es más efímera y negligente que un pedo sin nutriente ni algarabía), elegante, templada.
El conjunto, la mezcla de opuestos tan evidentes; la sobriedad de la forma frente al despelote del fondo, se podría establecer como un nuevo género que quizás podríamos denominar como folletón espartano, calvinista desenfreno, luterano recochineo, judío merodeo o quién sabe si católico vituperio, mahometano cachondeo o budista correteo.
En fin, si me lo cuentan no me lo creo, hay que visitarlo y vivirlo en directo, esta es una experiencia artística/catártica y lo demás es cuento.
Andesnou frai... Ondecolein grei Chicago mun... Beibi beni charlis gonis in de gueto... Andejar mama crai... Posdenifi guan sidosido nim Modli di engrin maufi...
Pobre desgraciado que no sabe ni por dónde le da el aire es explotado sistemática, torticera y brutalmente por su propia familia llena de desalmados, manipuladores, avariciosos y tontos.
Tipo sin sangre, fuste ni criterio, médico de vocación y profesión es castrado, timado y saqueado por la parentela más directa, cercana y aviesa, también abyecta.
Le quitan la novia, la clientela (pobre y santa), la hombría, la esperanza, la decencia, la dignidad, la misma vida entera.
Todo sea por un necio ascenso social, por un ridículo esnobismo y un afán trepa que espantarían al más pintado.
Se trata de la demolición angustiosa y asfixiante, constante, consecutiva y abominable de un panoli de cuidado, hablamos de su destrucción y aniquilación concienzudas hasta ser convertido en un miserable trapo/guiñapo, en un ser lastimero, lloroso, penoso, para salir corriendo y echar el resto.
Judíos todos ellos, de origen europeo, se supone, residencia neoyorquina de principios de siglo y destino empingorotado de nuevos ricos llenos de dinero sucio.
Construida con calma, brío y buen hacer, ejercicio de artesanía pulcro y esmerado, esta historia aberrante y ofensiva que nos saja el alma con alevosía, de estrepitosa esencia melodramática, se erige como un monumento al disparate sin parangón ni mediodía, un puro himno a la mayor felonía.
En el duelo siempre presente entre lo sublime y lo ridículo ganan por goleada los bufones que se ríen en nuestra cara con tanto grueso desafuero.
Histeria moral, grotesca manipulación emocional y agresiva monserga bobalicona y preñada de atroz simpleza como elementos de un producto que asombra por su exagerada sensiblería, desordenado/desorejado e inverosímil sentimentalismo y salvaje grosería argumentativa.
Contrasta tanta bellaquería y majadería narrativa con la pericia y hermosura de la mirada puramente cinematográfica, racional, cabal, limpia, clara, feliz, moderada, sin pausa ni prisa (no como en el cine de hoy día que vamos a toque de pito todo el santo día echando el bofe en cada esquina porque consideran que la atención del público actual es más efímera y negligente que un pedo sin nutriente ni algarabía), elegante, templada.
El conjunto, la mezcla de opuestos tan evidentes; la sobriedad de la forma frente al despelote del fondo, se podría establecer como un nuevo género que quizás podríamos denominar como folletón espartano, calvinista desenfreno, luterano recochineo, judío merodeo o quién sabe si católico vituperio, mahometano cachondeo o budista correteo.
En fin, si me lo cuentan no me lo creo, hay que visitarlo y vivirlo en directo, esta es una experiencia artística/catártica y lo demás es cuento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo es un delirio escandaloso, a Dios pongo por testigo, pero lo que sucede a partir del parraque del padre en plena celebración familiar-religiosa es como apara atracarse a berberechos caducados, esa sucesión de... tumor cerebral-te opero-te mato-y yo me muero-de todo me arrepiento-me atormento-me arrodillo ante la cama de mi santa amada a la que tenía un tanto abandonada quizás casi como a un trapo viejo-ella también se opera (donde cabe uno, dos son pocos pero más que ninguno)-yo me lo pienso-la salvo-soy el mejor y más bueno-me redimo-vuelvo con los pobres-los médicos somos lo más cuando nos ponemos... todo eso debería figurar en el muro de los lamentos y ser recordado hasta el fin de los tiempos.
- El hermano: Lo peor. Un vil explotador. Un capitalista caricaturesco y muy funesto.
- La madre: La arpía. La que manipula y controla y torea al hijo tonto, a su gusto, a su modo, la que le lleva a la perdición, al vicio, al oprobio.
- El padre: El tonto útil. Pelma de no te menees al que todos ignoran y desprecian sin que el tremendo atorrante si quiera se dé cuenta de su papel de ridículo tunante.
- La hermana: Pasiva agresiva. Pianista infame. Mosquita muerta que pesca a uno de la bolsa y se embaraza la traidora y se reproduce en cuanto puede, que el dinero no es suyo y el médico a todos provee.
- La amada: Ladina y sibilina como una sierpe. Se mueve entre las sombras. Conspira (con la madre del susodicho, ¡vaya par de mujeres más malas!), adoctrina, induce, corrompe, teatraliza el mal a toda hora. Al final caza a la presa que tanto se le resistía con el peor chantaje emocional que imaginarse quepa, el de la columna torcida y, ya puestos, la propia vida en juego que se nos iba, que se nos moría la cojita por algún mal de ojo.
- El cirujano de las manos de oro: Saco de los golpes. Cobardón, frailuno, desnortado, vendido, adulador, cortesano y, sí, finalmente salvado y bendecido a pesar de tanto crimen por omisión cometido, merecería el infierno el bendito, no ese cielo de medio pelo tan injusto.
Otras cosas:
- Costumbrismo. Estupenda una de las primeras escenas eternamente alargada en la casa plena y llena de paranoia sonora casi al estilo de "El hilo invisible" si ustedes me perdonan y también son buenas personas.
- Negocio o caridad. Tú verás.
- Pobre gente más buena que todas las cosas versus Mujeres ricas insoportables, lerdas y quejosas.
- Los médicos son como los viejos santos, los que sustituyeron a los anteriores con la llegada al cielo de la Diosa Razón y su hija la Ciencia (médica en este caso) que despacharon al viejo señor tan venerable que llevaba tantos siglos con el monopolio allí apalancado, los que portan la verdad revelada y son iluminados por la bondad y la belleza.
Conclusión: No se la pierdan. Piratéenla. No se arrepentirán. Me lo agradecerán. Ya verán.
- El hermano: Lo peor. Un vil explotador. Un capitalista caricaturesco y muy funesto.
- La madre: La arpía. La que manipula y controla y torea al hijo tonto, a su gusto, a su modo, la que le lleva a la perdición, al vicio, al oprobio.
- El padre: El tonto útil. Pelma de no te menees al que todos ignoran y desprecian sin que el tremendo atorrante si quiera se dé cuenta de su papel de ridículo tunante.
- La hermana: Pasiva agresiva. Pianista infame. Mosquita muerta que pesca a uno de la bolsa y se embaraza la traidora y se reproduce en cuanto puede, que el dinero no es suyo y el médico a todos provee.
- La amada: Ladina y sibilina como una sierpe. Se mueve entre las sombras. Conspira (con la madre del susodicho, ¡vaya par de mujeres más malas!), adoctrina, induce, corrompe, teatraliza el mal a toda hora. Al final caza a la presa que tanto se le resistía con el peor chantaje emocional que imaginarse quepa, el de la columna torcida y, ya puestos, la propia vida en juego que se nos iba, que se nos moría la cojita por algún mal de ojo.
- El cirujano de las manos de oro: Saco de los golpes. Cobardón, frailuno, desnortado, vendido, adulador, cortesano y, sí, finalmente salvado y bendecido a pesar de tanto crimen por omisión cometido, merecería el infierno el bendito, no ese cielo de medio pelo tan injusto.
Otras cosas:
- Costumbrismo. Estupenda una de las primeras escenas eternamente alargada en la casa plena y llena de paranoia sonora casi al estilo de "El hilo invisible" si ustedes me perdonan y también son buenas personas.
- Negocio o caridad. Tú verás.
- Pobre gente más buena que todas las cosas versus Mujeres ricas insoportables, lerdas y quejosas.
- Los médicos son como los viejos santos, los que sustituyeron a los anteriores con la llegada al cielo de la Diosa Razón y su hija la Ciencia (médica en este caso) que despacharon al viejo señor tan venerable que llevaba tantos siglos con el monopolio allí apalancado, los que portan la verdad revelada y son iluminados por la bondad y la belleza.
Conclusión: No se la pierdan. Piratéenla. No se arrepentirán. Me lo agradecerán. Ya verán.