Media votos
4.3
Votos
2,811
Críticas
2,811
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
3
5.8
24,687
Drama
Nuevas aventuras tanto personales como deportivas del boxeador Rocky Balboa, que en esta ocasión debe enfrentarse a un duro y frío boxeador soviético, llamado Ivan Drago. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay dolor, Popeye Jones.
Película premonitoria, anticipatoria, visionaria, futurista. Lo vio venir. Todo esto:
- La caída inevitable y estrepitosa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
- El deseo de los rojos comunistas de abrazar el feliz capitalismo democrático norteamericano.
- La evidencia palpable que contrapone el demasiado y sistemático dopaje ruso frente a la limpieza inveterada, esa pureza de sangre tan inmaculada, de los estadounidenses.
- El futuro advenimiento de los invencibles hermanos Klichko tan parecidos a su padre siberiano draconiano Drago.
La película es una chufla sicalíptica disparatada y delirante. Psicotronía popera, potorrera. Hardcore soft porn Stallone. Lisérgico histerismo epiléptico. Estupefaciente bochorno siniestro. Simpático engendro mamporrero.
Montajes musicales paralelos, algunas conversaciones cocoteras y dos peleas.
El resto es James Brown, con mucho lo mejor. Y Brigitte Nielsen, amazona wagneriana de tendencia punk, tan rica y exuberante y maléfica, entre Blade Runner y Splash, mezcla de Daryl Hannah y Sean Young. Y Talia Shire pase lo que pase, de "El padrino" a este garrulo, y el repulsivo ultra cuñado por antonomasia de siempre y el negro duro rompiendo el presente a troche y moche, a machete.
Al final Rocky es pacifista, se acaba la Guerra Fría y todos juntos lloramos como hermanos mientras bailamos la lambada y la macarena, aaaaaaaha.
Película premonitoria, anticipatoria, visionaria, futurista. Lo vio venir. Todo esto:
- La caída inevitable y estrepitosa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
- El deseo de los rojos comunistas de abrazar el feliz capitalismo democrático norteamericano.
- La evidencia palpable que contrapone el demasiado y sistemático dopaje ruso frente a la limpieza inveterada, esa pureza de sangre tan inmaculada, de los estadounidenses.
- El futuro advenimiento de los invencibles hermanos Klichko tan parecidos a su padre siberiano draconiano Drago.
La película es una chufla sicalíptica disparatada y delirante. Psicotronía popera, potorrera. Hardcore soft porn Stallone. Lisérgico histerismo epiléptico. Estupefaciente bochorno siniestro. Simpático engendro mamporrero.
Montajes musicales paralelos, algunas conversaciones cocoteras y dos peleas.
El resto es James Brown, con mucho lo mejor. Y Brigitte Nielsen, amazona wagneriana de tendencia punk, tan rica y exuberante y maléfica, entre Blade Runner y Splash, mezcla de Daryl Hannah y Sean Young. Y Talia Shire pase lo que pase, de "El padrino" a este garrulo, y el repulsivo ultra cuñado por antonomasia de siempre y el negro duro rompiendo el presente a troche y moche, a machete.
Al final Rocky es pacifista, se acaba la Guerra Fría y todos juntos lloramos como hermanos mientras bailamos la lambada y la macarena, aaaaaaaha.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Los ochenta y el cine:
- Creían, santos inocentes, en un futuro lleno de maquinitas, ingenios e inventos. Se equivocaban, nunca imaginaron una realidad tan prosaica y mezquina, tan maniatada y sumisa.
- Las canciones tenían aquel ritmillo y mucho de amor. Ahora son más tecnológicas y fornicadoras.
- Todo era muy hortera, kitsch, blando, superficial y truculento, había más política, imaginación y conciencia.
- Pesadillas maqueadas, refitoleadas, manufacturadas, como si vivieran en un infinito bucle videoclip oscuro y frío, prostituido, de Charles Manson a Michael Jackson.
"No se puede cambiar nada, solo podemos cargar con lo que somos", dice a la mitad el filósofo escéptico Rocky. Bravo, hermano.
"Todos podemos cambiar", remata al final y se refuta a sí mismo el filósofo del pueblo que cabalga contradicciones como un jinete pálido.
Tú eliges, caballo.
- Creían, santos inocentes, en un futuro lleno de maquinitas, ingenios e inventos. Se equivocaban, nunca imaginaron una realidad tan prosaica y mezquina, tan maniatada y sumisa.
- Las canciones tenían aquel ritmillo y mucho de amor. Ahora son más tecnológicas y fornicadoras.
- Todo era muy hortera, kitsch, blando, superficial y truculento, había más política, imaginación y conciencia.
- Pesadillas maqueadas, refitoleadas, manufacturadas, como si vivieran en un infinito bucle videoclip oscuro y frío, prostituido, de Charles Manson a Michael Jackson.
"No se puede cambiar nada, solo podemos cargar con lo que somos", dice a la mitad el filósofo escéptico Rocky. Bravo, hermano.
"Todos podemos cambiar", remata al final y se refuta a sí mismo el filósofo del pueblo que cabalga contradicciones como un jinete pálido.
Tú eliges, caballo.