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Voto de hanschristian:
8
7.0
20,898
Drama
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
13 de febrero de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie sabe bien de qué va esta película. Para muestra, las críticas del resto de espectadores, que no tienen clara la historia. Creo que ni Paolo sabe bien qué quería contar. Un rollazo monumental de dos horas para contar que un jubilado está de retiro en Suiza y pensando lo de dirigir una orquesta para la reina. Nada más. Luego hay otros actores que dicen cosas y rellenan los 118 minutos de un guión que no va a ninguna parte. 118 minutos esperando a que pase algo. 118 minutos de "venga, que empiece ya la peli". Pero no pasa nada.
Eso sí: le casco un 8 porque ver en un cine la escena de la piazza di San Marco en Venezia es sólo equiparable a echar un polvo o comerse el mejor helado de frambuesas del mundo. Yo, que soy marica, me quedé boquiabierto con las enormes y preciosas tetas que cruzan a Michael Caine en una simpática fantasía donde ambos se encuentran en una inundada piazza di San Marco en Venezia, vestida por la oscuridad y una infinidad de luces. Es una escena que hay que ver antes de morirse, porque es de las más bonitas que he visto en el cine en toda mi vida.
Más adelante hay otras escenas perfectamente vestidas que sólo un italiano es capaz de rodar. La película tiene la habilidad de no contar absolutamente nada, pero dejarte clavado en la butaca observando las montañas suizas, tetas maravillosas y violines, como ningún yanqui es capaz de mostrártelo.
Eso sí: le casco un 8 porque ver en un cine la escena de la piazza di San Marco en Venezia es sólo equiparable a echar un polvo o comerse el mejor helado de frambuesas del mundo. Yo, que soy marica, me quedé boquiabierto con las enormes y preciosas tetas que cruzan a Michael Caine en una simpática fantasía donde ambos se encuentran en una inundada piazza di San Marco en Venezia, vestida por la oscuridad y una infinidad de luces. Es una escena que hay que ver antes de morirse, porque es de las más bonitas que he visto en el cine en toda mi vida.
Más adelante hay otras escenas perfectamente vestidas que sólo un italiano es capaz de rodar. La película tiene la habilidad de no contar absolutamente nada, pero dejarte clavado en la butaca observando las montañas suizas, tetas maravillosas y violines, como ningún yanqui es capaz de mostrártelo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Luego esas tetas vuelven a aparecer y son aún más magníficas, pero es al final de la película y tal vez, si no te gustan las tetas, no te merece estar en la sala otra hora y media sólo para verlas. Pero son una obra maestra de la naturaleza.