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Voto de Miquel:
8
7.1
55,843
Drama. Romance
Benigno es un enfermero que se enamora de una bailarina a la que no conoce. Tras un accidente, ella entra en coma y acaba bajo su cuidado. Cuando una torera sufre una cogida y cae en coma, es llevada a la misma sala, y Benigno entabla amistad con su acompañante, Marcos. Dentro de la clínica, la vida de los cuatro personajes fluye en todas las direcciones, pasado, presente y futuro, arrastrando a los cuatro a un destino insospechado. (FILMAFFINIY) [+]
1 de marzo de 2010
133 de 151 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje nº 14 de Pedro Almodóvar. Es posiblemente su trabajo más equilibrado, contenido, melancólico y sorprendente. Escribe el guión el propio Almodóvar, que se inspira en hechos sucedidos en el mundo en los últimos 10 años. Se rueda en escenarios reales de Aranjuez (Madrid), Brihuega (Guadalajara), Córdoba, Lucena (Córdoba), Madrid (aeropuerto de Barajas, plaza de toros de Las Ventas), Segovia (Centro Penitenciario de Torredondo), etc. Nominado a 2 Oscar, gana uno (guión original) y un Globo de oro (film lengua no inglesa). Producido por Agustín Almodóvar para El Deseo, se estrena el 15-III-2002 (España).
La acción dramática tiene lugar en Madrid a lo largo de unos 12 meses, en 2001-2002. Benigno Martín (Cámara) es enfermero, tiene 30 años y trabaja en la clínica privada madrileña “El bosque”. Marco Zuluaga (Grandinetti) es un periodista argentino, de 40 años y pico, que publica una columna en “El País”. Benigno está enamorado de Alicia Romero (Watling), joven estudiante de ballet, que a causa de un accidente de coche quedó en coma hace 4 años. Marco se enamora de Lydia González (Flores), joven torera sevillana, que acaba de romper con su novio, “El Niño de Valencia”. A causa de una reciente cogida en la plaza de toros de Córdoba queda en coma y es ingresada en la clínica “El bosque”. Marco y Benigno se conocen y se hacen amigos. Benigno es sentimental y cariñoso. Marco se emociona con facilidad y es temperamental.
El film suma drama, historia de amor y discapacidad. Los protagonistas son dos hombres, a diferencia de lo habitual en el realizador. No es la primera vez que los hombres son protagonistas en un trabajo de Almodóvar: lo son en “Carne trémula”, “Matador” y “La ley del deseo”. El film hace uso de recursos narrativos y estilísticos singulares, como la figura de los contrarios. La vida y la muerte, el amor y la lujuria, la violencia y la ternura, el destino y el azar, se cruzan entre sí, mientras la preceptora de ballet, la alemana Katerina Bilova (Chaplin), establece que “de la muerte emerge la vida, de lo masculino lo femenino, de lo terrenal lo etéreo, lo improbable, lo fantasma(górico)”.
Otro recurso narrativo viene dado por la presencia en la apertura y conclusión del relato de dos fragmentos de baile, a cargo de Pina Bausch y Malou Airaudo. Introducen en la representación y en el ánimo del espectador, resonancias clasicistas, que evocan formas de la tragedia griega. La obra se desarrolla con contención, equilibrio y sobriedad. Añade un film con argumento propio al film principal. Se trata de un falso corto, mudo, de 7 minutos, surrealista, en B/N, referido a 1924, que protagonizan Fele Martínez (Alfredo) y Paz Vega (Amparo). Sirve como recurso para tapar, y a la vez explicar, lo que ocurre en la habitación de Alicia.
La acción dramática tiene lugar en Madrid a lo largo de unos 12 meses, en 2001-2002. Benigno Martín (Cámara) es enfermero, tiene 30 años y trabaja en la clínica privada madrileña “El bosque”. Marco Zuluaga (Grandinetti) es un periodista argentino, de 40 años y pico, que publica una columna en “El País”. Benigno está enamorado de Alicia Romero (Watling), joven estudiante de ballet, que a causa de un accidente de coche quedó en coma hace 4 años. Marco se enamora de Lydia González (Flores), joven torera sevillana, que acaba de romper con su novio, “El Niño de Valencia”. A causa de una reciente cogida en la plaza de toros de Córdoba queda en coma y es ingresada en la clínica “El bosque”. Marco y Benigno se conocen y se hacen amigos. Benigno es sentimental y cariñoso. Marco se emociona con facilidad y es temperamental.
El film suma drama, historia de amor y discapacidad. Los protagonistas son dos hombres, a diferencia de lo habitual en el realizador. No es la primera vez que los hombres son protagonistas en un trabajo de Almodóvar: lo son en “Carne trémula”, “Matador” y “La ley del deseo”. El film hace uso de recursos narrativos y estilísticos singulares, como la figura de los contrarios. La vida y la muerte, el amor y la lujuria, la violencia y la ternura, el destino y el azar, se cruzan entre sí, mientras la preceptora de ballet, la alemana Katerina Bilova (Chaplin), establece que “de la muerte emerge la vida, de lo masculino lo femenino, de lo terrenal lo etéreo, lo improbable, lo fantasma(górico)”.
Otro recurso narrativo viene dado por la presencia en la apertura y conclusión del relato de dos fragmentos de baile, a cargo de Pina Bausch y Malou Airaudo. Introducen en la representación y en el ánimo del espectador, resonancias clasicistas, que evocan formas de la tragedia griega. La obra se desarrolla con contención, equilibrio y sobriedad. Añade un film con argumento propio al film principal. Se trata de un falso corto, mudo, de 7 minutos, surrealista, en B/N, referido a 1924, que protagonizan Fele Martínez (Alfredo) y Paz Vega (Amparo). Sirve como recurso para tapar, y a la vez explicar, lo que ocurre en la habitación de Alicia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se hace uso de paralelismos, que sirven para sugerir emociones y anticipar presagios, como ocurre en las escenas enlazadas de vestir a la torera y bañar y cambiar de muda a Alicia. También se hace uso de símbolos: las dos lámparas de lava de las mesas de noche de Alicia hablan del limbo en el que vive, el libro con el punto de lectura inmóvil habla del paso del tiempo, etc. El humor se hace presente a través de cotilleos de patio de vecinos, curiosidad de porteros, opiniones sobre temas generales de personas interesadas sólo en cuestiones de escalera, etc.
Pocas veces se ha jugado con el tiempo tanto como en este film. Mediante flashbacks de plazos distintos y cruces de tiempos diferentes, se consigue fundir el presente y los pasados, de modo que el espectador tiende a situarse en un presente único, complejo y múltiple.
El estilo narrativo amalgama lirismo, transparencia, realismo, sobriedad y ausencia de estridencias, salvo excepciones (referencia al bestialismo y la coprofagía). Abrevia el discurso mediante cortes, elipsis, sobrentendidos y un montaje eficaz. El resultado es una cinta llena de sensibilidad, capaz de generar emoción y sentimientos en el espectador. La decoración, con obras de Soledad Sevilla y Gerardo Rueda, se presenta más cuidada que nunca. Una fotografía rinde homenaje a Manolete.
Los temas centrales del film son la soledad, la soledad compartida, la incomunicación humana, la necesidad de la relación con los demás, la importancia del contacto físico con los otros (abrazo de Lydia y Marco en la fiesta), el poder curativo del afecto, la amistad y el amor, el poder de la palabra como medio de comunicación y relación, la trascendencia de la comunicación y la relación como factor de resistencia y supervivencia. Se hace hincapié en el respeto debido a los enfermos y discapacitados en estado vegetativo persistente. Expone con convicción que el cine es un medio de transmisión de información, cultura, oportunidades de progreso personal y goce estético. También se habla de esperanza, desesperación, emociones, remordimiento, locura y muerte.
Abundan las referencias al cine, las manifestaciones cinéfilas y la cinefilia. Se citan “Persona” (Bergman), “El increíble hombre menguante” (Arnold), “Le bel Indifférent” (Demy), “Bullitt” (Yates), “Metrópolis” (Lang), “La noche del cazador” (Laughton), etc.
La banda sonora, de Alberto Iglesias, ofrece una partitura pausada de cuerdas, de poderoso dramatismo e intensa emoción. Añade un pasaje (“Study Waltz”) al piano (academia de baile) y una selección de melodías ajenas: “Por toda a minha vida” (Elis Regina), “O Let Me Weep, for Ever Weep” (Henry Purcell) y “Cucurrucucú paloma” (C. Veloso). La fotografía, de Javier Aguirresarobe, en color (eastmancolor), suma tomas lentas y un diligente trabajo de cámara. Se evitan los azules, los pasillos son de verde agrisado y las habitaciones de siena mostaza, al objeto de que tengan un aspecto de vivienda particular.
Pocas veces se ha jugado con el tiempo tanto como en este film. Mediante flashbacks de plazos distintos y cruces de tiempos diferentes, se consigue fundir el presente y los pasados, de modo que el espectador tiende a situarse en un presente único, complejo y múltiple.
El estilo narrativo amalgama lirismo, transparencia, realismo, sobriedad y ausencia de estridencias, salvo excepciones (referencia al bestialismo y la coprofagía). Abrevia el discurso mediante cortes, elipsis, sobrentendidos y un montaje eficaz. El resultado es una cinta llena de sensibilidad, capaz de generar emoción y sentimientos en el espectador. La decoración, con obras de Soledad Sevilla y Gerardo Rueda, se presenta más cuidada que nunca. Una fotografía rinde homenaje a Manolete.
Los temas centrales del film son la soledad, la soledad compartida, la incomunicación humana, la necesidad de la relación con los demás, la importancia del contacto físico con los otros (abrazo de Lydia y Marco en la fiesta), el poder curativo del afecto, la amistad y el amor, el poder de la palabra como medio de comunicación y relación, la trascendencia de la comunicación y la relación como factor de resistencia y supervivencia. Se hace hincapié en el respeto debido a los enfermos y discapacitados en estado vegetativo persistente. Expone con convicción que el cine es un medio de transmisión de información, cultura, oportunidades de progreso personal y goce estético. También se habla de esperanza, desesperación, emociones, remordimiento, locura y muerte.
Abundan las referencias al cine, las manifestaciones cinéfilas y la cinefilia. Se citan “Persona” (Bergman), “El increíble hombre menguante” (Arnold), “Le bel Indifférent” (Demy), “Bullitt” (Yates), “Metrópolis” (Lang), “La noche del cazador” (Laughton), etc.
La banda sonora, de Alberto Iglesias, ofrece una partitura pausada de cuerdas, de poderoso dramatismo e intensa emoción. Añade un pasaje (“Study Waltz”) al piano (academia de baile) y una selección de melodías ajenas: “Por toda a minha vida” (Elis Regina), “O Let Me Weep, for Ever Weep” (Henry Purcell) y “Cucurrucucú paloma” (C. Veloso). La fotografía, de Javier Aguirresarobe, en color (eastmancolor), suma tomas lentas y un diligente trabajo de cámara. Se evitan los azules, los pasillos son de verde agrisado y las habitaciones de siena mostaza, al objeto de que tengan un aspecto de vivienda particular.