Se nota que es una película de Vicente Aranda en el desembarazo sexual y la abundancia de desnudos femeninos (aquí las mujeres, a la menor oportunidad, sacan los pechos -y otras cosas- al aire con un desparpajo que no se ve en la vida real, o al menos no en mi barrio). Esta Carmen está más cercana a Merimée que a Bizet y, por tanto, sorprenderá a quien conozca la historia por la ópera y no por su referente literario. Paz Vega es un prodigio de naturalidad y parece haber nacido para interpretar este papel; Sbaraglia actúa con sobriedad, sin aspavientos, pero no parece sentirse enteramente cómodo con su personaje y más que el actor titular parece un sustituto. El resto de los personajes está muy bien, la ambientación es buena y está narrada con pulso, aunque también es cierto que la película va perdiendo bríos y la sensación final es de cierta desgana.