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Voto de Macarrones:
6
Aventuras En 1527, durante los primeros años de la conquista española, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, tesorero de Carlos I de España, se embarca en la expedición de Pánfilo de Narváez a Florida. La expedición naufraga en las costas de Louisiana. Alvar es hecho prisionero y convertido en esclavo. Después de sufrir todo tipo de humillaciones es dejado en libertad. Se reencuentra con cuatro compañeros y juntos emprenden un viaje de cuatro años que ... [+]
9 de diciembre de 2008
27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se basa en los «Naufragios» de Álvar Núñez Cabeza de Vaca y, al principio, parece que va a ser un homenaje en forma de naufragio cinematográfico, porque no se puede rodar peor ni de forma más ridícula (la escenita de las balsas es de sonrojo). Luego todo se va enderezando y la película va ganando pulso, riqueza plástica y tensión. Se agradece la voluntad de contar las cosas de otra manera, el aire de documento antropológico de la cinta, la naturalidad con la que se plasma el deterioro de una mente y cómo se impone el instinto de supervivencia, aún a costa de convertirse en una mezcla de guiñapo, esclavo y santero. Todos sabemos que las religiones son pura superstición, pero para denigrar el cristianismo no hace falta exaltar la hechicería: mis convicciones cartesianas, racionalistas y materialistas me hacían rebullir en la butaca cada vez que veía esas escenitas de exaltación de la brujería, me parece un recurso facilón y tramposo, pero qué le vamos a hacer. Los actores: los indígenas son extraordinarios, todos, sobre todo el príncipe macizo que sale al final y en enano cabroncete del principio. Juan Diego, por no sé qué misterio interpretativo, consigue estar estupendo y fatal a la vez, según escenas –y a veces en la misma, sin que cambie el plano ni nada–. Por último, no sé si es que los altavoces de la Filmoteca Nacional de Madrid son una porquería o es que el sonido original de la peli es así de malo, pero daba igual que hablaran en castellano, en latín o en náhuatl: no se entendía ni torta de los diálogos.
Macarrones
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