Uno de los mejores slashers de los años 80 es a la vez uno de los menos conocidos para muchos aficionados. Pese a tener una historia con un buen trasfondo dramático detrás, un reparto importante que incluye nombres como Yvonne de Carlo y Barbara Steele o incluso Cameron Mitchell, y un claro y agradable regusto a terror de la vieja escuela, la película ha quedado un tanto en el olvido y se ha visto eclipsada por otros títulos, gracias sobre todo a los remakes que estos han sufrido en la ultima década.
Pero es algo bastante injusto ya que, como he comentado, este film tiene un nivel bastante por encima de la media y se aleja de forma considerable del clásico body count del slasher ten. Para ello se apoya más en algunos elementos del cine de terror psicológico, como el suspense, o en la gran atmósfera que consigue crear el director, Denny Harris, quien logra sacar un gran partido del escenario y los decorados. A ello ayuda también la excelente banda sonora de Roger Kellaway con una música sumamente inquietante.
Cabe destacar que toda la película tiene una acusada influencia de "Psicosis" que comienza con el edificio, una casa casi idéntica a la de Norman Bates, y llega hasta algunos de los personajes. Y hablando de estos, hay que destacar a ese/a psicópata que sin decir una sola palabra en el film logra inquietar como pocos. Su rostro, sus ojos y sus expresiones sobran para convertirle en un ser espeluznante.
Esta es una cinta que el aficionado al género, particularmente el fan del slasher, agradecerá descubrir.