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Voto de Pabpab:
5
Drama 1998, Nalchik. Una familia judía recibe un día una noticia terrible. El hijo más pequeño y su esposa no vuelven a casa, y a la mañana siguiente reciben una nota de secuestro. El rescate que piden es tan alto que la familia se ve obligada a vender su pequeño negocio y a buscar ayuda a su alrededor. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2018
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta información no la ofrezco en el spoiler porque dichas escenas no tienen nada que ver con el relato, no aportan nada relevante a la deriva argumental, y la muestro a modo de título para avisar a todas aquellas personas no aficionadas al documento snuff, probablemente personas comprometidas con su salud y equilibrio mental y poco dadas al morbo de casquería. Personalmente, he tenido siempre mucho cuidado de mantenerme alejado de este tipo de vídeos: ya bastante tiene la vida de andar por casa como para encima recrearme con escenas atroces que tienen que ver con el sufrimiento y la muerte de seres humanos en un espantoso contexto de violencia e indefensión.
Pero hablemos un poco de la película. "Demasiado cerca" no está mal. Tiene cosas que funcionan; muy buenas interpretaciones, frescas y precisas, llevadas a cabo por actores amateurs o incluso vecinos sin experiencia actoral.
La fotografía acompaña con honestidad la crudeza de un relato que se bifurca en varios ramales, siendo el principal la historia de un secuestro. Este suceso ofrece la oportunidad de detenerse en una rica variedad de matices en torno a la realidad de los personajes de la película: relaciones de amor-odio en la familia, papel de la mujer en un determinado contexto geográfico en el que cohabitan varias etnias, y cómo ese contexto y las tensiones políticas derivadas del final de la Unión Soviética afectan a los personajes.
Por otro lado hay torpeza. Conozco poco o nada al señor Kantemir, pero uno se lleva la impresión- quizás errónea, pero se la lleva- de que ha visto pocas películas, o que las que ha visto no han madurado en su cabeza, ojo o cámara. Escenas absurdamente largas en pasajes irrelevantes, elipsis mal construidas que despistan, artificios cinematográficos sólo comprendidos por el señor Kantemir y sus más íntimos allegados, sucesos acaecidos a lo largo de la película sin explicación plausible. El señor Kantemir nos mortifica, ¿y encima quiere que nos metamos en su cerebro y compongamos las piezas del rompecabezas? Pues no.
Y vuelvo al Snuff.
Qué necesidad, señor Kantemir, visto lo visto, tenía usted de incluir ese documento en su película. Dos o tres minutos de espanto. Un gigantesco tsunami de dos minutos que pulveriza la construcción de su película, con sus aciertos y sus errores, como todas las películas. Todo lo que ha recreado, el trabajo de los actores, la fotografía, la literatura del guión, algunos matices inteligentes y hermosos, lo barren esos insoportables dos minutos que no hemos elegido ver, que no es cine, y que como le decía Kurtz a Marlow en "El Corazón de las Tinieblas", es «¡El horror! ¡El horror!» Al final, cuando volvía a casa en metro, iba rumiando el amargo regusto de esos dos minutos. De lo demás muy poco.
Y para terminar un recado a los señores que se encargan de las clasificaciones por edades: Esta película es no recomendada para menores de 16 años: una barbaridad. Prefiero mil veces que un niño de esta edad vea una película en la que hay escenas de sexo, -sólo por poner un ejemplo- una película como "Soñadores" de Bertolucci (para mayores de 18), a que vea las atrocidades de las que son capaces sus congéneres. Si hay sexo: para mayores de 18, no vaya a ser... pero si se están matando como bestias que lo vean los de 16, ¿no es así? Pero qué mundo estamos construyendo?
Señor Kantemir, ayer usted nos fastidió la noche a mi, a mi amigo Javier y a mi amigo Juan; somos tres personas que conocemos perfectamente de lo que es capaz el ser humano y que no necesitamos que nadie nos retuerza las tripas ilustrándonos con imágenes que están más allá del cine y que no hemos elegido ir a ver. A mi juicio, con estas escenas ha arruinado su película.
Señores del mundo del márketing cinematográfico: dejen la chamarilería y sean honestos, informen y si hace falta adviertan.
Señores clasificadores de películas: sean responsables y hagan bien su trabajo.
Pabpab
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