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España España · Granada
Voto de Yolare:
2
Musical Uno de los musicales "acuáticos" más famosos de la Metro-Goldwyn-Mayer, con Esther Williams en el papel de una estudiante enamorada de un compositor de canciones (Red Skelton) mientras ensaya en la piscina bellas coreografías de danza sincronizada. Con numerosas y espectaculares escenas de ballet acuático. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2013
39 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quisiera ser despectiva con los aficionados que la adoran, pero considerar buena esta película sólo se explica desde la puerilidad: sí, por el bonito sentimiento pueril de haberla visto en la infancia o la primera adolescencia. Por ello respeto a los que disfrutan con Escuela de sirenas, porque los comprendo y porque cualquiera de nosotros tiene películas y músicas, de escaso talento y calidad, que si nos encantan es porque van unidas a los recuerdos y emociones de nuestros primeros años...

Pero yo no gocé de esa "vacuna". La acabo de ver hace unos días en todo su esplendor (en pantalla grande y en la oscuridad), sin prejuicios, con un talante de lo más positivo (esperando disfrutar de la diversión de una película de evasión, frívola y entretenida)... y me ha parecido una película pueril y hortera en un grado mayúsculo. Reconozco que el haber disfrutado justo dos semanas antes -y en las mismas condiciones- de Cantando bajo la lluvia ha dejado a Escuela de sirenas en muy mal lugar: las mojadas bajo el agua no soportan la comparación, en absolutamente ningún ámbito, con los mojados por la lluvia, a pesar de ser ambas en teoría dos comedias musicales para el disfrute y la evasión sin pretensiones. Las separa un abismo. El talento y la calidad de Cantando bajo la lluvia es insuperable, mientras que Escuela de sirenas es una historia tontorrona en un grado casi infumable y que, efectivamente, sólo se puede disfrutar siendo un niño (o con la nostalgia emocional de cuando se era).

Las músicas, las coreografías, los actores, los vestuarios... son dolorosamente horteras: todo su ambiente "latino" es de folletín, edulcorado, empalagoso, bobo y chirriante. Nadie encontrará aquí la música hispanoamericana de la época en su vertiente auténtica y emocionante, sino que, como le ocurre al jazz que aparece en el filme, será en la versión orquestada, rimbombante, hueca, pretenciosa y falsa de ese estilo hollywoodiense de señoritingos pijos de alta sociedad que tanto gustaba a Xavier Cugat. Aunque eso sí, Esther Williams está muy guapa.

El guión es un despropósito y el internado de señoritas -con actrices treintañeras y cuarentonas en el papel de jovencitas- sólo da lugar a enredos sin gracia en los que pretende lucirse con un histrionismo insufrible Red Skelton. Dan ganas de abofetearlo... y seguramente por eso… el único momento que me hizo gracia fue ese en el que la profesora de danza clásica no para de darle -a este actor travestido en bailarina- unas repetidas tandas de guantazos. Se los merecía.

¡Y pensar que es el mismo año 1944 de Perdición!
Yolare
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