Pero es que en esta película realmente no le importa a nadie que se termine el mundo ni por qué. Me dan la razón los dos protagonistas que dedican sus últimas horas a hacer el idiota. Saben que no se mueren, por eso se comportan así, de pena. De todas formas merece cierta puntuación porque te hace pensar en cómo pasarías tú esas últimas horas antes de morir. Pero no porque se acabe el mundo, oiga. Porque este mundo se acaba en cuanto te mueres, y una vez muerto poco te importa que en él siga la Pantoja sufriendo "mal de Hacienda" y Puyol tenga que esconder el dinero en el quinto coño, pobrecito. Te da igual. Y dudo que te quedes encerrado en casa a ver cómo pasan las horas de un final más que anunciado, si es que hasta te dan el minuto del fin del mundo y todo, que me da hasta verguenza verlo.

Y todo por culpa de la radiación ultravioleta que a las 4:44 hace estallar todo; se ha ido completamente la capa de Ozono y la Tierra es fulminada, o algo. Nos la hemos cargado plantea el director. Ya lo decían Al Gore y el Dalai Lama, que nos entretienen mientras Dafoe y su chica se pasan el rato pintando cuadros, hablando por Skype con los colegas y demás, como queriendo parecer trascendentales. Te dan ganas de zarandear el televisor y decirles: oye, que te mueres, espabila, no te enfades con tu chica, salid afuera a ver la calle, que no os pille en casa el fin del mundo. Pero no. Es todo tan plácidamente tonto que al final hay un flashazo y se mueren abrazados. Todos muy tontos, incluido yo el que más, que la vi hasta el final a pesar de las críticas que tiene.