Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama Ana (Marian Álvarez) es una mujer de 28 años que se siente útil y satisfecha en su trabajo rutinario ayudando a otros. Sin embargo, fuera de su jornada laboral, Ana tiene serios problemas para relacionarse, pues es socialmente torpe, incluso agresiva, con las personas más cercanas y queridas. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Herida es el debut de Fernando Franco, un joven de larga trayectoria en el cine pero que nunca se había puesto detrás de la cámara. Su película, como Caníbal, llega en malos tiempos para el cine en general y para el español en particular; pero de forma muy oportuna hacia las declaraciones de ciertos políticos que no ven, o no quieren ver, que en España tenemos talento. Mucho.

La Herida hace de la necesidad virtud: su ajustado presupuesto no es un handicap para la propuesta, todo lo contrario. La cámara se cierra y se centra en los rostros, descontextualizando el lugar o el momento (excepto en un breve instante al principio, en el que se muestra la realidad social a la puerta de un hospital), y es detrás de esos rostros donde se encuentra la película.

Una película sencilla y áspera, en la que como en la reciente y magistral Martha Marcy May Marlene, todo se centra en el proceso interno y el cuadro psicológico de su protagonista. No hay razones ni culpables. No hay grandes conclusiones ni análisis clínicos sobre su estado. Pero Ana, en este caso, vive en el abismo, y hacia ese abismo se precipita sola. La Herida acosa el rostro de su protagonista, la sigue, la espía, no hay un sólo momento en el que la cámara no se centre en esa herida invisible, en esa mujer cuya mente no encuentra un remanso, cuya rutina consiste en la desesperación, en el miedo, en la ira, en la ansiedad.

Es loable un guión que mantiene la tensión más allá de que apenas suceden acciones. Como es loable la sensibilidad de un director capaz de hablar de estos temas sin resultar morboso o tremendista, y que es capaz, con su dirección de actores, de que hasta el último intérprete esté en el tono de la película, en la clave psicológica de su propuesta.

Y por supuesto, la herida es ella. Es una actriz en estado de gracia que somete su mente a una tortura constante realizada por ella misma. Marian Álvarez merece todos los premios que pudiera llevarse, pero eso no importa demasiado. Lo que importa es la verdad, la sinceridad, la honestidad, la desnudez de una composición que hace que olvidemos que es una composición. Por momentos dan ganas de saltar a la pantalla y abrazarla de verdad, darle uno de esos abrazos que esquiva, hablar con ella, de tú a tú, sin un monitor de por medio. Decirle a su personaje que podríamos ayudarla, y a su actriz darle las gracias, por la humanidad que demuestra interpretando como lo hace.
jaly
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow