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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
7
Drama Carol (Julianne Moore), un ama de casa que lleva una vida idílica, empieza a mostrar los síntomas de una misteriosa enfermedad que padeció un conocido suyo y que le causó la muerte. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2007
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta segunda película de Todd Haynes es un complejo y difícil análisis de los miedos que azotan a las nuevas sociedades desde algo interno de cada individuo. Partiendo de la angustia vital de una mujer de clase acomodada y estable situación social, Haynes va diseccionando los pasos de autodestrucción psíquica de un ser tomando como base una extraña enfermedad que provoca reacciones psicosomáticas ante la contaminación y los productos químicos tan propios de nuestra era. Lo que empieza pareciendo ser una tesis sobre las enfermedades del nuevo milenio – la ansiedad, la depresión, incluso el SIDA -, Haynes lo convierte en un subtexto implícito en la temática que él ha elegido, bajo mi modesta opinión de manera errónea, ya que si bien puede haber justificación para la frialdad y asepsia del conjunto, resulta difícil descifrar porque el talentoso y arriesgado cineasta no ha ido directamente al grano y ha hablado sobre lo que realmente quiere hablar. Por otra parte la tensión que se soporta durante la primera hora de metraje pierde efectividad durante la segunda hora con la incursión de esa extraña pseudosociedad sectaria que poco añade al mensaje de la cinta.
Pero sería un error no reconocer el ambiente claustrofóbico y hierático que Haynes dota a la historia de esta mujer, portadora de esos males tan presentes hoy en día, poseedora de un trastorno obsesivo que le lleva a un sufrimiento sostenido representado de manera magistral por esa magnífica actriz que es Julianne Moore, que demostraba su infinito talento poco antes de darse a conocer con personajes tan insulsos como los de Asesinos, Nueve Meses o El Mundo Perdido. Su labor da dimensidad a esta cinta cuyas metas están más logradas que los medios, pero perdura por los escabrosos temas que trata (cuyo dolor traspasa la pantalla por la creación de Moore – el plano final merece toda una carrera de premios-), la interpretación de Moore, una gran banda sonora de Ed Tomney que toma como referente a Angelo Badalamenti (compositor habitual de David Lynch, experto en temas malsanos), y pese a los contras, la dirección de Haynes, cargada de personalidad y sentido artístico, por ejemplo al ser Moore el único personaje que cuenta con largos primeros planos.
Un viaje a la gran enfermedad del alma que si bien no es tan certero como podría serlo, al menos es respetuoso.
jaly
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