Calificar las películas de la productora “The Asylum” como anti-cine sería inadecuado. No tanto por lo certero del término sino porque esto llevaría a debates interminables sobre lo que es cine y que no; y la verdad, productos como estos no merecen tal esfuerzo. En todo caso la calificación de infra-cine sería más piadosa en cuanto a descripción de productos como estos cuya calidad cae por debajo de lo mínimamente decoroso.

Este es, como no podía ser de otra manera, el caso de I am Omega, película que, aprovechando el tirón de Soy leyenda, explica la misma historia con medios absolutamente miserables y cuyo resultado final sólo cabría calificar como espantoso (y aún así no es ni de lejos la peor película de esta productora. Aunque parezca mentira merece echar un vistazo a, por ejemplo, Transmorphers para saber hasta donde puede llegar la bajeza cinematográfica).

No vale la pena intentar un análisis sobre recursos técnicos o estilísticos. Básicamente porque brillan por su ausencia. Lo mismo podríamos decir de la coherencia argumental o la calidad de las interpretaciones. Simplemente nos hallamos ante un pálido, desganado y patético ejercicio de imitación.

Por eso mismo habría que hacer una reflexión sobre los motivos de la existencia de productos como este. Aunque es indudable que la productora tiene todo el derecho del mundo a realizar versiones low budget del éxito del momento, es ciertamente dudosa la rentabilidad económica como de consideración cinéfila que puedan sacar de ellas. Es evidente que hay un cierto target dispuesto a rendirse y a divertirse ante el desafío de averiguar hasta donde puede llegar la cutrez cinematográfica, hasta el punto de convertir a estos films en piezas de culto.

Es precisamente aquí donde los perpetradores de imágenes de “The Asylum” yerran completamente. En lugar de explotar la vertiente más humorística de la serie z, sea mediante la explotación de los desnudos gratuitos o la exageración de la propia pobreza de medios en efectos especiales, se dedican a intentar barnizar sus films con un toque de presunta seriedad, cosa que las desvirtúa por completo, dando la sensación de un triste quiero y no puedo, de película amateur realizada por alguien sin ningún talento.

Un espejo donde “The Asylum” podría y debería mirarse es sin duda la productora “Troma”. Un claro ejemplo de hacer de la cutre un catalizador perfecto para guiones bizarros y películas hilarantes. Mientras tanto a lo único que puede aspirar algo como “I am Omega” es a ver como el dvd es utilizado como freesbee. Otra utilidad meramente entretenida no puede ser concebida.