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Voto de LennyNero:
1
4,7
42.920
Fantástico. Romance. Thriller
Tercera entrega de la popular saga de vampiros basada en las novelas de Stephenie Meyer. Bella (Kristen Stewart) tendrá que elegir entre Edward (Robert Pattinson) y Jacob (Taylor Lautner). La ciudad de Seattle es devastada por una serie de misteriosos asesinatos que va en aumento, mientras una vampiresa busca venganza. Bella debe escoger entre su amor por Edward y su amistad con Jacob, consciente de que su decisión puede originar una ... [+]
5 de julio de 2010
22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un eclipse es: “La ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste.” Precisamente de ocultaciones es de lo que la tercera película de la saga Crepúsculo nos está hablando, concretamente palpables son los intentos por parte de David Slade, director de la interesante Hard Candy, (2005) y la desastrosa 30 días de oscuridad (2007), de articular un discurso que se aleje de los clichés cinematográficos de las dos entregas anteriores intentando obviar todo tentación de cursilería mediante una estética, que ya se puede ver reflejada desde la primera secuencia, más oscura y adulta.
Por desgracia este intento se queda en agua de borrajas cuando a continuación asistimos a uno de esos planos que nos devuelven a la cruda realidad. Los dos enamorados retozando en un prado estéticamente más cercano a las correrías de Heidi que a lo que se supone debe ser una película de vampiros (sean románticos o no). Y es que en el fondo, Slade, no es del todo culpable del desastre; poco se puede hacer con un material de base tan absolutamente horripilante, tan cursi y reiterativo como el que ofrecen las novelas de Stephanie Meyers.
Una vez más nos hallamos ante lo que viene a ser un bucle repetitivo sobre las dificultades de decidir que la protagonista del film tiene sobre sus sentimientos y acciones. Dudas que entran en una dimensión nueva cuando ya no se trata sólo de decidir si por amor quiere ser vampira sino que se complican con la irrupción de un triángulo amoroso cuyos vértices están compuestos por unos personajes que bordean el sonrojo ante sus acciones.
No cabe llevarse a engaño, a pesar de ofrecer unas dosis de acción algo más elevadas que las anteriores entregas (cosa por otro lado no muy difícil), todo se antoja como una excusa facilona, argumentalmente intrascendente, que quiere enmarcar un continuo desfile de cursilerías, monerías y diálogos agobiantes hasta la náusea donde machaconamente se nos insiste, por si no queda suficientemente claro, lo mucho que todos aman a la protagonista y lo imposible que sería su existencia sin ella, cosa, por otro lado harto difícil de creer, ante la inexpresiva y pavisosa mirada de Kristen Bell, cua interpretación dista mucho de hacernos creer que es tan maravillosamente especial como para enamorar a dos seres sobrenaturales. (siguen en spoiler)
Por desgracia este intento se queda en agua de borrajas cuando a continuación asistimos a uno de esos planos que nos devuelven a la cruda realidad. Los dos enamorados retozando en un prado estéticamente más cercano a las correrías de Heidi que a lo que se supone debe ser una película de vampiros (sean románticos o no). Y es que en el fondo, Slade, no es del todo culpable del desastre; poco se puede hacer con un material de base tan absolutamente horripilante, tan cursi y reiterativo como el que ofrecen las novelas de Stephanie Meyers.
Una vez más nos hallamos ante lo que viene a ser un bucle repetitivo sobre las dificultades de decidir que la protagonista del film tiene sobre sus sentimientos y acciones. Dudas que entran en una dimensión nueva cuando ya no se trata sólo de decidir si por amor quiere ser vampira sino que se complican con la irrupción de un triángulo amoroso cuyos vértices están compuestos por unos personajes que bordean el sonrojo ante sus acciones.
No cabe llevarse a engaño, a pesar de ofrecer unas dosis de acción algo más elevadas que las anteriores entregas (cosa por otro lado no muy difícil), todo se antoja como una excusa facilona, argumentalmente intrascendente, que quiere enmarcar un continuo desfile de cursilerías, monerías y diálogos agobiantes hasta la náusea donde machaconamente se nos insiste, por si no queda suficientemente claro, lo mucho que todos aman a la protagonista y lo imposible que sería su existencia sin ella, cosa, por otro lado harto difícil de creer, ante la inexpresiva y pavisosa mirada de Kristen Bell, cua interpretación dista mucho de hacernos creer que es tan maravillosamente especial como para enamorar a dos seres sobrenaturales. (siguen en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin embargo, la ocultación más flagrante y sobre todo peligrosa, reside en el pernicioso mensaje que, como aquel que no quiere la cosa, nos dispara el film fotograma a fotograma, diálogo tras diálogo. No cabe llevarse a engaño, la calidad de la película puede ser objeto de discusión, pero lo que no lo es, es el público objetivo al que va dirigida. Evidentemente la adolescencia y más en el caso femenino es muy susceptible de motivación ante fantasías románticas con elementos sobrenaturales ( Aunque no sea vampiro u hombre lobo el mito del príncipe de azul no deja de ser una idealización fantástica). Nada malo hay en ello por el hecho de que esta fantasía se manipula torticeramente con el fin de infundir una sola idea: el sexo prematrimonial es malo.
El problema principal radica en que ni tan siquiera se muestra claramente esta idea sino que se pretende confundir romanticismo con el control represivo de la propia líbido. Llámenlo como quieran, pongan vampiros y licántropos como excusa, pero lo que se nos está diciendo es que no hay amor verdadero que pueda triunfar, que no hay auténtico romanticismo si hay sexo de por medio. Tampoco se trata de vender la posición contraria, pero sí de no ocultar tras peregrinas excusas de la edad “real” del protagonista que el amor entre personas jóvenes conlleva de forma natural la práctica sexual.
Así pues esperemos que los tortolitos decidan casarse de una vez y se dejen de historias en la cuarta entrega o de lo contrario esto lleva camino de convertirse en el polvo más agónico de la historia justo detrás del de Médico de familia (1995). Por otra cosa ya no merece pues depositar ninguna expectativa, después de 3 entregas tan insulsas como poco dinámicas poco, por no decir nada, se puede esperar. Para este viaje no hacía falta tantas alforjas, y más cuando una historia como esta ya la resumió en 3 minutos Jenniffer Rush en su lamentable y sin embargo exitoso hit “si tu eres mi hombre”.
El problema principal radica en que ni tan siquiera se muestra claramente esta idea sino que se pretende confundir romanticismo con el control represivo de la propia líbido. Llámenlo como quieran, pongan vampiros y licántropos como excusa, pero lo que se nos está diciendo es que no hay amor verdadero que pueda triunfar, que no hay auténtico romanticismo si hay sexo de por medio. Tampoco se trata de vender la posición contraria, pero sí de no ocultar tras peregrinas excusas de la edad “real” del protagonista que el amor entre personas jóvenes conlleva de forma natural la práctica sexual.
Así pues esperemos que los tortolitos decidan casarse de una vez y se dejen de historias en la cuarta entrega o de lo contrario esto lleva camino de convertirse en el polvo más agónico de la historia justo detrás del de Médico de familia (1995). Por otra cosa ya no merece pues depositar ninguna expectativa, después de 3 entregas tan insulsas como poco dinámicas poco, por no decir nada, se puede esperar. Para este viaje no hacía falta tantas alforjas, y más cuando una historia como esta ya la resumió en 3 minutos Jenniffer Rush en su lamentable y sin embargo exitoso hit “si tu eres mi hombre”.