Media votos
5,6
Votos
8.640
Críticas
495
Listas
4
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de LennyNero:
7
7,7
121.639
Thriller. Drama
El día en que Juan (Alberto Ammann) empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar). Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde una cierta política de subvenciones, presumiblemente en aras de un mayor desarrollo de un cine de “calidad”, las películas de género en España han sufrido un ostracismo implacable, viéndose reducidas a la serie Z y resultando más o menos invisibles para el gran público y acabando como curiosidades freaks para un cierto tipo de audiencia de segunda estantería de videoclub. En este sentido, el thriller carcelario, un subgénero muy en boga en su momento por su capacidad de generar una cierta connotación de crítica social, no parecía la mejor opción para ser un producto de consumo de masas. De hecho, la trayectoria cinematográfica de Daniel Monzón, siempre orientada hacia el género, había sido recibida, cuando no con indiferencia, con críticas demoledoras en la negativo y una respuesta escasa del público.
No obstante, y a pesar de haber aparecido en cartelera con una base promocional potente, Celda 211 está captando cada vez más la atención del público. Estamos asistiendo pues a el que posiblemente sea el sleeper del año en cuanto a cine español se refiere. A través del boca oreja el fenómeno de la película como obra como mínimo recomendable está funcionando. Pero, ¿Hay, razones para ello?
Evidentemente esta no es una película perfecta (pocas hay que merezcan tal calificativo) pero sí atesora grandes virtudes como una intensidad implacable desde el primer plano, unas interpretaciones ajustadas y realistas y, una consistencia firme, sólida, que disimula en todo momento algunos giros de guión que, aunque necesarios para desencallar la trama, resultan quizás un tanto tramposos por su artificialidad argumental. Sin embargo todo ello resulta pecata minuta cuando se trata de alcanzar el objetivo deseado, que no es otro que sumergir al espectador en una vorágine de violencia en un in crescendo constante, haciéndole partícipe de ella, creando una atmósfera agobiante, densa, prácticamente táctil.
Esta es una película que, aunque tiene un cierto trasfondo de denuncia, tanto de las instituciones penitenciarias como de la inutilidad de la burocracia para afrontar conflictos, se centra más en profundizar en los aspectos humanos, en demostrar que la bestia interior que subyace en todos nosotros nos iguala, que lo que marca la diferencia entre estar fuera o dentro de los barrotes es nuestra sumisión a otro tipo de encierro, el de los códigos morales impuestos por la sociedad. Es interesante ver como en un inicio hay un retrato maniqueo de los personajes, diferenciando claramente entre “buenos y malos”. Pero no hay que dejarse engañar, este no es más que un punto de partida, una tabla rasa desde donde se escribe una evolución psicológica constante de los personajes trasladando los eventos, la violencia exterior, hasta los abismos del alma humana.(sigue en spoiler)
No obstante, y a pesar de haber aparecido en cartelera con una base promocional potente, Celda 211 está captando cada vez más la atención del público. Estamos asistiendo pues a el que posiblemente sea el sleeper del año en cuanto a cine español se refiere. A través del boca oreja el fenómeno de la película como obra como mínimo recomendable está funcionando. Pero, ¿Hay, razones para ello?
Evidentemente esta no es una película perfecta (pocas hay que merezcan tal calificativo) pero sí atesora grandes virtudes como una intensidad implacable desde el primer plano, unas interpretaciones ajustadas y realistas y, una consistencia firme, sólida, que disimula en todo momento algunos giros de guión que, aunque necesarios para desencallar la trama, resultan quizás un tanto tramposos por su artificialidad argumental. Sin embargo todo ello resulta pecata minuta cuando se trata de alcanzar el objetivo deseado, que no es otro que sumergir al espectador en una vorágine de violencia en un in crescendo constante, haciéndole partícipe de ella, creando una atmósfera agobiante, densa, prácticamente táctil.
Esta es una película que, aunque tiene un cierto trasfondo de denuncia, tanto de las instituciones penitenciarias como de la inutilidad de la burocracia para afrontar conflictos, se centra más en profundizar en los aspectos humanos, en demostrar que la bestia interior que subyace en todos nosotros nos iguala, que lo que marca la diferencia entre estar fuera o dentro de los barrotes es nuestra sumisión a otro tipo de encierro, el de los códigos morales impuestos por la sociedad. Es interesante ver como en un inicio hay un retrato maniqueo de los personajes, diferenciando claramente entre “buenos y malos”. Pero no hay que dejarse engañar, este no es más que un punto de partida, una tabla rasa desde donde se escribe una evolución psicológica constante de los personajes trasladando los eventos, la violencia exterior, hasta los abismos del alma humana.(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La postura adoptada por Monzón es la de un director cercano pero imparcial, posicionándose en todo momento a favor del conocimiento de sus personajes pero sin tomar partido claramente por ellos. Por ello no duda en mostrar todas sus facetas, incluso la humanidad, aparentemente inexistente de lo que en principio parecían bestias inhumanas cuyos instintos no iban más allá del gusto por el derramamiento de sangre indiscriminado. En el otro lado la institución policial aparece también en una profusa gama de grises, desdibujando así el concepto de la supuesta bondad de la ley. Monzón no oculta en ningún momento sus intenciones y no aboga por la impostura de un falso happy end, en este film todo está controlado por la fatalidad, por la inevitabilidad del destino de sus personajes, una postura muy “langiana” que se manifiesta incluso en las palabras del propio director alemán cuando manifestaba que lo importante no era el resultado de la lucha, sino la lucha en sí misma.
Indicábamos que Celda 211 no es una película perfecta, y efectivamente adolece, por ejemplo, de un exceso de subrayado dramático, de unos flash backs tendientes a un sentimentalismo gratuito que no se necesitaba para empatizar más con alguno de los personajes. Sin embargo estos pequeños de talles no desentonan a la hora de considerar a esta película como uno de los productos más impactantes de los últimos años en la cinematografía española. Un film que se gana el pleno derecho a ser reivindicado como muestra de que un film de género puede ser igualmente notable, y más cuando su director demuestra dominar el concepto de más cara argumental para ofrecer un resultado final que contentará tanto los amantes del thriller más convencional como aquellos que busquen algo más de profundidad.
Indicábamos que Celda 211 no es una película perfecta, y efectivamente adolece, por ejemplo, de un exceso de subrayado dramático, de unos flash backs tendientes a un sentimentalismo gratuito que no se necesitaba para empatizar más con alguno de los personajes. Sin embargo estos pequeños de talles no desentonan a la hora de considerar a esta película como uno de los productos más impactantes de los últimos años en la cinematografía española. Un film que se gana el pleno derecho a ser reivindicado como muestra de que un film de género puede ser igualmente notable, y más cuando su director demuestra dominar el concepto de más cara argumental para ofrecer un resultado final que contentará tanto los amantes del thriller más convencional como aquellos que busquen algo más de profundidad.