12 de noviembre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué bien volver a disfrutar del buen sabor añejo ochentero, cuando las películas eran terroríficamente cómicas y no se tomaban en serio. Después de hartarme de toda la bazofia del terror actual estilo falso documental, hecho con unos pocos billetes y con aires de grandeza y seriedad intelectual, da gusto encontrarse con esta joya perdida, un cine del siglo XXI que bebe del más puro terror de la década prodigiosa, la que vio nacer a mitos como Freddy Krueger o Jason Voorhees. Tenemos aquí una maravilla que intenta emular con buen resultado la estética de Cuentos de la cripta y Creepshow, rodada con gran inteligencia, sentido del humor y constantes guiños a los clásicos del género. Ver esta película es como volver a ser un niño y redescubrir un estilo de cine que ya no se hace, pero que nunca se olvida. Y lo mejor de todo es que pese al regusto retro, aún puede sorprender con tantos giros inesperados.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?