4 de junio de 2020
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En esta historia el protagonista es un hombre gris, un funcionario que se ha sacrificado al máximo durante 30 años por un trabajo aburrido, ingrato y en gran medida inútil. Todo cambia cuando le diagnostican una enfermedad terminal y empieza a cuestionarse sus decisiones y a buscarle sentido a la vida.
Tanto la dirección como los interpretación de los actores es sobresaliente, tiene una narrativa ingeniosa y por si hay algún aprensivo con el cine asiático: el ritmo no es nada lento ni aburrido.
Esta película es en primer lugar una inteligente, elegante y profunda reflexion sobre la vida y la muerte. Y en segundo lugar es una brutal disección de la cultura japonesa, especialmente del ámbito laboral pero también de las relaciones familiares. Muy recomendable para cualquier japanofilo.
Gran película se mire por donde se mire.
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