¿Qué hacen con las firmas los responsables políticos? ¿Los que no se cansan de repetirnos que están al servicio del ciudadano y que, en nombre de la democracia, han de obedecer la voluntad popular?
¿Por qué si veinticinco países votan una propuesta y hay tres (China, Noruega y Rusia) que no la apoyan, el acuerdo queda en agua de borrajas? ¿Dónde queda el principio universal de la equidad?

Los acuerdos, recogidos en el Tratado Antártico, dicen básicamente: que la Antártida, en interés de toda la humanidad, ha de seguir utilizándose para fines pacíficos, científicos y cooperativos; sin que nadie, dada la dificultad de establecer límites oceánicos, pueda actuar por su cuenta en aguas o territorios.
Pero a pesar de estos convenios de buena voluntad, lo cierto es que no cesan las amenazas y los abusos de algunos de los firmantes, en temas de pesca, explotación turística, etc. No en balde el continente helado y escasamente explorado, tiene grandes reservas de gas y petróleo; también de otros minerales; inmensos bancos de kril y ballenas que llegan a repostar; y el 82% del agua potable de nuestro planeta. Suficiente riqueza para despertar el interés de los carroñeros.

Con estas premisas, las muchachas y muchachos de Greenpeace se pusieron en marcha para que, de una vez por todas, se garantizara la zona como de alta protección. Antes de que se reuniera la Comisión en Tasmania, en el último trimestre del 2018.
Este documental, sustentado por los hermanos Bardem, que sumaron su imagen a la causa, cuenta todas las iniciativas que se llevaron a cabo para informar y recoger apoyo, a través de las redes, y actuando (Carlos y Javier) como embajadores ante los medios políticos y de prensa. Asimismo nos muestra algunos trabajos del grupo ecologista, desde su buque base, Artic Sunrise, en lugares equiparables a la luna por la escasa presencia humana, que sería recomendable mantener.

El trabajo se hizo, las firmas se consiguieron con creces (3.000.000), el mundo creía en la creación del Santuario, la ilusión era desbordante...
El resultado ya lo conocéis, ¿pero quién nos explica ahora por qué unos pocos interesados tienen más poder que la mayoría de la población mundial?

Si militas entre los que buscan una salida negociada con la naturaleza, el negocio que más debería importarnos, no te pierdas esta película, porque aunque sale algún capullo, la mayoría son de los que te gustaría estar rodeado cuando laboras, paseas, tomas café o bebes unas cervecitas.