Conviene recordar que el visionado de una serie o película es una forma de entretenimiento; con distintas pretensiones, pero entretenimiento, al fin y al cabo. Esta serie quizá no sea del agrado de las órdenes de illuminati que se reúnen en clubes de jazz para departir sobre movimientos culturales underground mientras beben gin tonics de Hendrick's; pero para un troglodita como yo, crecido viendo a Seiya y sus amigos medirse el lomo cada día hasta la extenuación, ha resultado todo un hallazgo.

'Banshee' no engaña; basta con los 10 o 15 minutos iniciales del primer capítulo para tener clara la propuesta: hostias como mazapanes y jamelgas de muy buen ver. El sheriff Hood no es nada amigo del protocolo policial, prefiere ofrecer café o leche para resolver los problemas. Y tras la jornada laboral, cubrirse a alguna en su zulo inmundo. Así se las gasta. Ambos aspectos se combinan acertadamente y con gran ritmo a lo largo de cada episodio, dotando a la serie de una muy buena cadencia.

Además de por sus características intrínsecas, por así decirlo, también me ha ganado por un par de referencias que extraje tras ver apenas el piloto. Desconozco si serán intencionadas o no, pero me llamaron mucho la atención. El argumento es casi un calco del volumen 'Salvación' de Predicador, uno de los mejores cómics jamás creados. Un pueblo norteamericano dominado por un maleante (cuya presunta dedicación es un matadero) al que llega un sheriff de métodos poco ortodoxos y con un pasado que le persigue. Tuve otro déjà vu de esos con las peleas; me recuerdan mucho a la mítica e inigualable de 'Están Vivos', por su duración e insistencia.

Sangre y sexo, por tanto. Muy recomendable para cualquiera en busca de entretenimiento sin pretensiones profundas.