Infinity War es perfectamente predecible en lo que ofrece: un enorme entretenimiento con la marca inconfundible de la Casa de las Ideas cinematográfica. Los estilos habituales y los lugares comunes siguen ahí, inmutables, decenas de peliculas después, a los que ponen rostro unas caras muy conocidas.

Los puntos fuertes se encuentran en el conjunto, en la confeccion de una enorme Space Opera que transita por mil lugares que son objeto de una gran recreación: la enormidad de la producción queda bien reflejada en la grandiosidad de la escenografía espacial. También en la consumación del triunfo de unos efectos especiales que ya no tienen nada que demostrar respecto a su capacidad de recrear las características de los superhéroes. Y finalmente, en la creación por fin de un malvado convincente que aquí brilla con luz propia.

¿Y lo malo? Bueno, un exceso de personajes puestos al servicio del fandom, que en muchos casos parecen más motivo de cameo que de protagonismo. Se agradece no obstante que algunos los que más metraje se llevan sean los interpretados por mejores actores (Downey, Cumberbatch...) o los más carismáticos (Hemsworth, Holland). La sucesión de mamporrazos es también demasiado intensa , aunque disfrutable en general, mientras que en las escenas de frenada y conversación el ritmo se resiente y el sentido incluso se pierde.

Pero, en definitiva, el principal problema que podemos señalar es que la obra, a pesar de que contiene detalles de cierta entidad, no acaba de trascender su condición de entretenimiento superheróico, ni siquiera ante la llegada del Apocalipsis. Pero si les atrae, vayan a verla que no les decepcionará.