Demostración palmaria de cómo unas malas actuaciones pueden arruinar un corto que podría haber estado bien. La acción que transcurre en los primeros minutos es impactante y está bien rodada. Pero ahí empiezan ya los problemas con los actores: los muertos no tienen aspecto de estar muertos sino de hacerse el muerto. Y luego ya, cuando entra la pareja protagonista en acción, es el acabose: voces sin modular, dicción defectuosa... Mira que hemos tenido y tenemos buenos actores con unas dicciones perfectas que hacían y hacen creíble cualquier papel; por eso no entiendo por qué las nuevas generaciones no prestan un poquito más de atención a la voz y toman clases con un logopeda. Es que no se puede hacer de duro en una película ni en un corto si tienes un acento de pijo de discoteca, hombre.

Atención a los diálogos también y al momentazo "estás hibernando en una vida gris a la deriva, pero tu interior grita cada día". Vamos, lo que se dice habitualmente mientras se apunta a alguien en la cabeza con una pistola. Es que hay cosas...

Crítica 75