La anterior película del Lav Diaz, también de casi cuatro horas, me gustó mucho, así que no es por falta de predisposición que esta no lo ha hecho.

Básicamente es una elegía por las víctimas de la Ley marcial impuesta por el presidente-dictador Ferdinand Marcos entre 1972 y 1986. Se armaron civiles por doquier (Civilian Home Defense Forces) para controlar disidentes, y ya se sabe lo que pasa cuando militarizas a civiles. En "Funan", también estrenada en 2018, se relata lo que pasó al mismo tiempo en Kampuchea, en este caso con un régimen comunista. Da igual el signo político, la gente somos malos y no se nos puede dar armas.

El formato es musical y ahí empieza el problema. Si la música no te gusta lo vas a pasar mal. En este caso, son canciones cantadas a capela con un índice de repetición de estrofas que raya lo insufrible. Cuando parece que va acabar empiezan de nuevo. Por lo que he visto en los créditos, todas las canciones tienen música y letra del propio Lav Diaz. Sin ánimo de ofender, al menos la música se la podía haber dejado a otro. Solo se salva alguna que canta Bituin Escalante.

Entiendo que todo tendrá su razón de ser y está hecho desde un profundo sentimiento y respeto, lo que pasa es que los lamentos exteriores de los personajes se mezclan con los lamentos interiores de los espectadores deseando que se acabe la canción para pasar a la siguiente escena. Varios han caído en el proceso, algunos yéndose directamente del cine y otros sumergiéndose en el mundo virtual.

Dicho esto, la fotografía gran angular en blanco y negro es preciosa, y a pesar de todo creo que con unos buenos arreglos de aquí podría salir un musical decente.

Gustará a: fotógrafos, poetas, sordos
No gustará a: agricultores, búhos, alcaldes