A lo largo del trayecto (en tren), el oficial, fumador empedernido, bebedor (posiblemente alcoholizado), y mujeriego (putero) como pocos, va haciendo gala de una personalidad y un comportamiento sin restricciones de ningún tipo (para asombro y fastidio de su cuidador), lo que se traduce en situaciones muy graciosas. Pero poco a poco el cariz de la cinta va tornándose más y más serio. En Roma, una de las ciudades que visitan, el militar se reúne con un primo suyo, sacerdote, con el que tiene una conversación sobre temas muy trascendentales. Finalmente llegan a su destino, a la bella bahía napolitana donde se reúnen con un grupo de personas, entre ellas una bellísima joven, locamente enamorada (para su desgracia) del oficial, el cual no la hace el menor caso. Allí tendrá lugar el desenlace de esta película, que a mí, como creo que a bastantes de los que me han precedido en la crítica a la misma, nos ha dejado, digamos que “sorprendidos”.

Para finalizar, quiero decir, y esto es una opinión muy personal, que Vittorio Gassman es, al igual que su paisano Marcelo Mastroianni y los británicos Sir Laurence Olivier y Dirk Bogarde, un monstruo de la interpretación, ¡qué carácter!, ¡que gesto!, ¡qué magnífica puesta en escena cuando este hombre forma parte (casi siempre como protagonista) del reparto! Toda mi admiración y mi cariño.
La película se estrenó en Italia el 20 de diciembre de 1974. Desgraciadamente Alessandro Momo, el joven actor que interpreta al recluta, nunca pudo asistir a su estreno. Murió en un accidente de moto en Roma el 19 de noviembre de aquel año pocos días antes de cumplir 18 años.