Amigos, esto es Hollywood: a poco que uno tenga dos dedos de frente, se ve venir que el cabroncete dipsómano, malhablado y fornicador que protagoniza el film se acabará redimiendo por mor de la magia navideña y un adorable niño de sonrosados carrillos.

Y es cierto que hay algo de mala baba, pero es epidérmica, porque debajo de todos los tacos, el sexo y el mal comportamiento subyace cierta bondad inherente, que le quita mordiente al resultado final, el cual acaba siendo más tópico y manido de lo que quizaá se pretendía, aunque no se puede negar que tenga cierta eficacia.

Vamos, que el largo es un decente visionado, pero poco más. No tumba vacas sagradas ni reinventa la rueda, vaya.