Si hay una cosa imperdonable en el film de Zack es lo poco que mueve sentimientos.

Y es que hay mucha space opera por ahi fallida, cutre, torpe, hortera o macarra (en los setenta y ochenta, a rebufo de la saga lucasiana - surgieron como champiñones, señora). Pero la mayoría de ellas tienen descaro, Guasa. Despiporre o un elemento juguetón. Pero la pieza de Snyder no lo tiene -- es seria, sombría, autoimportante (lo cual revela una falta de objetividad por parte del cineasta y sus dos coguionistas a la hora de atacar un material con grifos alados o mujeres araña vengativas) y oscura.

Por otro lado, hay pegas de otra índole - un estilo visual lleno de momentos pensados para el tráiler que se cargan el flujo de la acción, un diseño de producción heterogéneo que se contraduce (el villano que interpreta Skrein viste como un mando comunista, pero sus tropas parecen marines del siglo XXI) y una narrativa morosa.

Porque -- COÑO: Parece que al personal se le esté olvidando lo que es un largometraje clásico. Entiendo que apetece hacer franquicia, pero -- AY -- todo queda esclavizado a una narrativa más parecido a la de un episodio de una serie para plataformas -- verbigracia: ésta primera entrega. Esencialmente, es un piloto --

-- de DOS HORAS Y CUARTO DE DURACIÓN.

Aparte de eso está el dibujo inexistente de personajes (casi todos son una panda de estoicos de aúpa), diálogos que los explican todo (se nos olvida el famoso "show, don´t tell", gente.

Y seguidamente está la falta de originalidad general del material- aquí está Dune, Yamato, Star Wars, mucho anime, LOS SIETE MAGNÍFICOS DEL ESPACIO (a paladas), Krull y mi tía Enriqueta.

Resumiendo -- un film olvidable. Snyder y sus ideas propias. No hay manera.

No funcionó con sus chavalas bailarinas oníricas guerreras ni funciona aqui.