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Voto de glothisman:
10
Aventuras. Fantástico. Drama Tras una larga y cruenta guerra, Uther Pendragon le ruega al mago Merlín que le ayude a seducir a la esposa de su nuevo aliado, el Duque de Cornwall. Merlín accede, pero a condición de que el fruto de esa unión le sea entregado. Esa misma noche, es concebido Arturo. Dieciocho años después, los nobles de un reino cuyo trono está vacante intentan apoderarse de Excalibur, la espada mágica que está incrustada en una piedra desde la muerte de Uther. (FILMAFFINITY) [+]
30 de noviembre de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien quiera entender por qué el mundo actual se está yendo al carajo, sólo tiene que ver Excalibur. De existir películas cuyo pase en los colegios pudiera servir para garantizar el futuro de la especie, ésta debería ser una de ellas. Porque en Excalibur está todo: la fascinación por el poder, la corrupción política, el deseo de conocimiento, la peligrosa vanidad que nos ciega, el imperio de la ley, la hartera envidia o el valor infinito de la lealtad. Y lo que no está, no lo busquen porque no merece estar.

Ya se ha dicho por aquí: Excalibur es una obra política e hipnótica que se yergue majestuosa antes el espectador. Y esto es así porque siempre es posible aprender algo de ella: por ejemplo que la comunidad política es el descanso del guerrero y que un reino o un país ( Camelot) se convierte en un nombre vacío si no sabe actualizar el espíritu o los ideales que lo informaron ( la tabla redonda).
Todos los personajes cambian a lo largo de la película. Ninguno parece tener claro cual es su papel, ni siquiera la magia parece proteger a Merlín frente a las incertidumbres de la existencia. De hecho, Merlín parece a veces el más perdido de todos. Porque, a pesar de ser un mago, sigue siendo humano. Y Arturo, a pesar de ser rey, sigue siendo humano. Y qué decir de Perceval, tan humano que lo daría todo por ser caballero. Sólo hay dos cosas que hacen el esplendor de Camelot no se desmorone: El valor de amistad y el respeto por la ley, si es que acaso no son la misma cosa. Pero Camelot somos todos y cada decisión importa. Asombrosa.
glothisman
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