Cinta de terror psicológico y pseudo gore que a pesar de contar con algunos aciertos técnicos y, eso sí, una fotografía muy decente, se pierde en su propia psicodelia y acaba por no contar absolutamente nada. Culpable puede ser un guion previsible y forzado, cuyo único giro ya fue visto antes en películas mejores. O quizás unos personajes mal construidos, que toman decisiones extrañas, de esos de los que pasado un rato te da igual que les hostien un poco o que se mueran. En cualquier caso, la supuesta carga dramática que trata de describirlos termina por diluir lo poco que en esta película se puede salvar, es decir, su estética audiovisual y el concepto con el que trabaja: el miedo. Miedo en su más pura esencia, los traumas, las fobias, las pesadillas. Podría haber salido algo serio e impactante de todo esto. Aunque después de haber soportado durante poco más de hora y media el abuso hasta la extenuación de flashes y sonidos estridentes, no sé si me quedan ganas de verlo.