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España España · Madrid
Voto de JLB:
6
Drama. Romance. Musical Enero de 1942, 400.000 judíos de toda Polonia llevan más de un año confinados por los nazis en un estrecho gueto en mitad de la ciudad. Fuera del muro, la vida sigue adelante. Dentro, sus habitantes luchan por sobrevivir. Sin embargo, el alto muro de ladrillos no consigue parar la creación de un grupo de actores judíos que, en una helada noche invernal, interpreta una comedia musical en el teatro Fémina. Los espectadores ríen y se ... [+]
16 de diciembre de 2021
64 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie es por sí solo alto o bajo, gordo o delgado. Tampoco un edificio o un objeto es por sí mismo grande o pequeño, armonioso o desproporcionado. Se es alto, delgado, grande, pequeño, armonioso o desproporcionado siempre respecto de algo o de alguien. En definitiva, es en el contraste entre elementos opuestos cuando realmente somos capaces de apreciar las condiciones de una persona, de hacernos una idea cabal sobre sus atributos, de aquilatar las características o reconocer la sustancia de una cosa.

Y es aquí precisamente donde radica la principal falla de "El amor en su lugar". Sumergir al espectador desde el comienzo mismo de la película en una suerte de sucesión ininterrumpida de peripecias sin solución de continuidad (rodadas con evidente pericia técnica), no contribuye necesariamente a dotar a la obra de lo que algunos críticos denominan "un ritmo endiablado". Al menos, no para mí. Faltan los necesarios elementos de pausa que dan sentido a la acción y permiten al espectador hacerse cargo del dramatismo de las situaciones, de empatizar con los personajes.

Tampoco el dominio evidente de la técnica garantiza la armonía del conjunto cuando se abusa de ella. El manejo de la cámara es encomiable pero excesivo en el uso de planos secuencia, de vueltas imposibles, de entradas y salidas que, lejos de añadir ritmo al metraje sólo le dotan de precipitación. Un gran violinista podrá dar muestras de su virtuosismo mediante la ejecución perfecta de complejos ejercicios musicales, pero no dejará de ser eso: complicados alardes que, a modo de ejercicio de dedos, llevará a cabo para mantener a tono su destreza. Será precisamente en la contención de su habilidad, reservándola para los momentos oportunos en que la pieza musical así lo requiera, cuando su pericia técnica contribuya a dotar al conjunto de equilibrio y belleza.

La técnica al servicio del Arte y no al revés.
JLB
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