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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
7
Intriga. Thriller Un investigador del FBI especializado en analizar la mente y el comportamiento de los asesinos en serie se ve obligado a recurrir a Hannibal Lecter, a quien mandó a la cárcel, para que le ayude en el caso de un asesino de familias, cuyo patrón de conducta le resulta imposible desentrañar. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2007
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brett Ratner (Batman vs. Superman) dirige al más famoso psycho-killer de la historia del cine.
El Dragón Rojo es la prueba palpable de dos asuntos: primero, en una saga lo importante no es el resultado artístico sino la recaudación que se pueda obtener de cada entrega (ojalá The Matrix y El Señor de Anillos rompan con este sortilegio); segundo, gracias a un buen reparto es posible salvar un producto con aroma a serie B.
Thomas Harris
En 1981 se publica El Dragón Rojo, primera entrega de las andanzas de un psiquiatra asesino: Hannibal Lecter. Thomas Harris es su creador y apunta ya sus facultades analíticas y detallistas, producto de la experiencia heredada como periodista de sucesos criminales, lo que aporta a sus relatos una enorme verosimilitud y fuerza. El escritor alargaría la vida de su personaje principal en las dos siguientes entregas: El silencio de los corderos y Hannibal. Si las adaptaciones de estas dos conseguían captar la frialdad necesaria para trasladar la atmósfera literaria, en esta última se pierde por completo, y tal vez sea porque el interés desaparece en una película si ésta se filma en último lugar. Es un caso parecido al de George Lucas y su, ahora, infantil odisea galáctica.
Money, money, money
El productor Dino de Laurentiis ya adaptó El Dragón Rojo en una ocasión. Como la jugada no le salió bien, cedió los derechos de la segunda novela, y tras ver que Jonathan Demme conseguía cinco oscars y un abrumador éxito comercial, ha querido desquitarse. Para ello, fichó a Ridley Scott para Hannibal y recupera a Ted Taliy (guionista de El silencio de los corderos) ahora.
El resultado no pasa de ser un encargo correcto, pero soso. Se recurre más al efectismo que a un verdadero interés por conocer las razones que expliquen los actos del asesino. La idea de una infancia terrible, violenta y vejatoria, no deja de ser tópica e insuficiente. Además, Anthony Hopkins, que vuelve a interpretar sin pestañear, es una mera excusa alrededor de la cual se colocan extraordinarios actores (Edward Norton, Ralph Fiennes, Harvey Keitel) que consiguen salvar un trabajo carente de consistencia real. Danny Ellfmen acierta puntualizando la composición tenebrosa de Howard Shore. El guión dispone de una sólida estructura (las más de dos horas pasan volando), pero no explota la historia (de amor) más interesante (psicópata-ciega), lo que me lleva a recomendarles que recuperen la otra adaptación de Michael Mann: Hunter (1986).
La Maga
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