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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
9
Ciencia ficción. Fantástico. Intriga. Terror Graham Hess (Mel Gibson) es un pastor protestante viudo que vive con sus dos hijos (Rory Culkin y Abigail Breslin) y con su hermano Merrill (Joaquin Phoenix), una antigua estrella del béisbol que trabaja en una gasolinera. Tras la muerte de su esposa en un accidente de tráfico, Graham pierde la fe y, en consecuencia, abandona a sus feligreses. Una mañana, al despertarse, se encuentra con que sus hijos han hecho un descubrimiento ... [+]
29 de marzo de 2007
25 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si primero fue el mundo de los fantasmas, y luego el del tebeo, ahora es el de las figuras geométricas aparecidas en los campos de cereales el tema que le sirve a Shyamalan para abordar su tercera obra cuasiperfecta. De nuevo, un guión milimétrico y una magistral dirección de actores (un magnífico y sutil Mel Gibson, y un contenido y prometedor Joaquin Phoenix), en la que se permite un importante cameo, ayudan a remarcar su personal estilo, a la vez clásico y nuevo, esta vez acompañado por la valiosa fotografía de Tak Fujimoto y la estremecedora música de James Newton Howard.
Tenemos pues, ante nosotros, una pequeña guerra de los mundos, inspirada en películas como La invasión de los ladrones de cuerpos, Los pájaros o La noche de los muertos vivientes, y con ecos revisionistas del género que recuerdan a James Whale, Tod Browning y Fritz Lang. Pero además, asistimos a una historia sobre la fe y la espiritualidad, llena de suspense, sentido y emoción, que contiene un mensaje universal (se puede cambiar el mundo empezando por uno mismo; la familia es nuestro mejor curandero), y cuyos protagonistas son gente corriente que muestra su espíritu de lucha e instinto de supervivencia, tanto individualmente como en grupo, ante un hecho sobrenatural. Shyamalan parece contar siempre las mismas historias, pero lo hace de una forma distinta, sorprendente y atractiva cada vez. Se nota que previsualiza meticulosamente la trama (atención a los encuadres) antes de empezar a rodar y que en tiende a la perfección el lenguaje cinematográfico. Tal vez el uso del flash-back pueda desconcertar en la parte final de Señales, pero nos damos cuenta al salir de la sala que es necesario y lógico para contextualizar a los personajes.
En definitiva, una obra en la que su creador se ha acercado más que nunca a su maestro Hitchcock, que no deben relataros lo más mínimo, pues es un cine que se infla como un globo a medida que transcurren los planos, alcanzando cotas de divina maestría en esas largas tomas de longitud secuencial. Un cine nacido de nuestro tiempo, que revienta taquillas y transmite esperanza. Por eso, un cine que hay que mimar.
La Maga
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