El principal problema que tiene está nueva película de temática social de Frears es que ya la hemos visto. Pretende ser 'Café irlandés 2' y no se le acerca a esa joyita ni de cerca, porque aunque se puede decir que esta historia es simpática, también es forzada, claramente menor, y más leve y estirada argumentalmente que el resto de la filmografía del autor.

Stephen Frears, como sus compatriotas Mike Leigh y Ken Loach, siempre ha estado preocupado por denunciar desde situaciones humorísticas (con la inestimable colaboración en este aspecto del actor Colm Meaney), las injusticias sociales en su país, especialmente en la época de Margaret Thatcher, donde los asuntos sociales estuvieron especialmente desatendidos.

Aquí vuelve a hacer lo mismo, pero esta vez carece de una gran historia como la que tenía en 'Café irlandés', y aunque se vea sin problemas y con alguna sonrisa, es decididamente inferior.