Tal vez por nuestra aspiración a convertirnos en seres inmortales, o por la envidia que le tenemos a los dioses, o por la admiración que nos ocasionan los seres supremos; estas comedias en las que unos seres divinos bajan a la tierra para convertirse en simples mortales nos suelen dar un cierto gustillo. En ésta, la presencia de unos cuantos dioses del olimpo griego ocasionarán una serie de confusiones y curiosas situaciones entre algunos de los seres mortales que les rodean.

Pablo es un mujeriego ávido de sexo que lleva meses tratando de mantener relaciones sexuales con su novia Bibi, una chica de las de "o te casas o la cueva no se abre". Por suerte o desgracia para ellos el travieso Cupido decide "ayudarles" lanzandoles una flecha de las suyas que abrirá la cueva de Bibi y conducirá a un profundo enamoramiento a Pablo. El posterior cabreo de algunos del resto de los dioses hará que Cupido trate de solucionar eso ocasionando unas terribles consecuencias.

Tal y como se puede apreciar, lo mejor de la película es un argumento que aporta cierta frescura y da como resultado una comedia de las de toda la vida: sencilla pero efectiva. Sin embargo, la historia que se obtiene a través de él se ve empañada por un guión que no da la talla. Faltan escenas que aporten una mayor comprensión de la trama, y un mejor tratamiento de las situaciones cómicas. Así mismo, no se entiende la innecesaria presencia del local el olimpo. Ver a dioses actuando, dirigiendo, o haciendo de porteros de discoteca; no sólo no aporta nada, sino que resta consistencia al largometraje.

Por el resto tenemos una ambientación sencilla y unas interpretaciones bastante consistentes; especialmente la de los intérpretes de Zeus y de Bibi.