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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · Fea
Voto de Rodolfo Lasparri:
8
Serie de TV. Comedia 7 episodios. Sobre la vida cotidiana de Warwick Davis, uno de los actores enanos más conocidos de Gran Bretaña. Tercera parte de una trilogía cómica. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Falso documental, basado en la cotidianidad de Warwick Davies, famoso en pleno ocaso, (con clara controversia física) impregnado con el carácter lamentable del paradójicamente querido David Brent. Siete capítulos estructurados al estilo de Extras, llenos de cameos, donde el protagonista busca su lugar, dejando de lado elementos que atañen a la dignidad de cada uno para conseguir aquello que se encuentra a las antípodas de sus reales posibilidades.

Así pues, Richy Gervais tira de lo que sabe hacer mejor y planta de nuevo la semilla de la tristeza en el corazón de la serie. Al describir la forma del humor gervasiano uno se plantea cual seria la mejor manera de describirlo, de enmarcarlo. Una tristeza espantosa seria el juicio elegido. Pero es preciso señalar que no se trata de una tristeza sustentada con elementos trágicos, no estamos tratando una forma de tristeza que se ampare en un acto vacuo, una desaparición, una muerte. Se trata de una tristeza (de espíritu, si se prefiere) tremendamente sofisticada, donde la vacuidad se nos presenta como ausencia de inteligencia en todos los sentidos. Su composición está hecha con pequeños detalles y guiños constantes a una idea que todos tememos que se presente como reflejo: el reconocimiento del Otro. Pero la raíz de la tristeza gervasiana reside en ese “a toda costa” que aparece pegado en la frente de sus protagonistas. Ese reflejo intuitivo, sin duda, asusta (…) y de pronto aparece la risa. Ese “ríes por no llorar”.

Por otra parte, súmale el enfrentamiento del espectador a los protocolos de opinión social. Estandartes de las buenas formas y el pensamiento único. Ese “gente de color”, ese “pobrecitos, son enanos”, A lo que Richy Gervais and Co. responde “pero pueden ser imbéciles, no?”. Acto político sin igual. Los maestros de este post-humor nos enseñan como lo grotesco aflora en lo cotidiano. Aparece la risa al producirse ese cortocircuito entre aquello patético que hay en la pantalla y aquello patético que hay en nuestros yo-sociales. Lucha de patetismos. La mezcla es explosiva. Y yo me parto.

En este caso es verdad, a Live’s too short se le ve el plumero. Una vez pillada la forma narrativa del polémico humorista uno puede prever sin muchas luces por donde irán los capítulos y como se llevará la autoparodia (que aplaudo) de Warwick hasta silencios que lo dicen todo (y nada es bueno). Pero incluso siendo su serie más previsible uno no puede dejar de admirar la capacidad ilimitada de generar situaciones insultantes con total naturalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rodolfo Lasparri
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