El siempre eficaz director Luigi Comencini consigue con esta película hacernos reir y sonreir, mezclando hábilmente la comedia costumbrista de viajes, la crítica política y el drama. El cura D. Camilo se apunta a un viaje organizado por el partido comunista italiano a la URSS acompañando al alcalde Peponne. Lógicamente este viaje sirve para poner de manifiesto varias contradicciones y críticas al comunismo, ninguna demasiado mordaz la verdad, no olvidemos que en 1965 el Partido italiano era el partido comunista más fuerte en Europa Occidental. Solo en el episodio en el que D. Camilo ayuda al pope ruso para volver a abrir su iglesia se vislumbra una crítica al sistema comunista de represión de libertades.

El momento más cómico: Cuando sobrevuelan Moscú y todos se asoman extasiados por las ventanas del avión diciendo "Moscú, Moscú" y la frase siguiente de D. Camilo..

En suma, una película agradable que mantiene el tipo de la serie de D. Camilo y Peponne.