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Voto de Tony Montana:
10
7,5
37.477
Acción. Drama
Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
19 de julio de 2008
229 de 250 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos una época en la que esa especie de neoprogresismo consporanoico se ha hecho un hueco importante en los círculos de opinión y se ataca con vehemencia a ciertas películas cuya temática o presunto fondo idelógico, la mayor parte de las veces inexistente o malinterpretado, no coincide con el de dichos grupos. Nos encontramos con que aquellos que critican a Tropa de élite por su presunto mensaje fascista, que no es tal por varias razones que hay que saber apreciar y que son, para alguien con dos dedos de frente, bastante evidentes, son herederos de esos que atacaron Centauros del desierto, Harry el sucio o Taxi Driver, por contar con misántropos pretendidamente fascistas por protagonistas que actuaban con su propia ley, más bien tirando por el nihilismo y el individualismo alejado de cualquier fascismo. Pero José Padilha juega con una destreza sin igual sus armas muestra un amplio el abanico de ideas y centra el protagonismo en un rudo policía de las fuerzas especiales brasileñas, la BOPE, sus conflictos interiores y su vida familiar y del batallón que este conlleva, acercándolo a cintas como Heat o al mejor Scorsese de Uno de los nuestros, y permite al espectador conocer los dos lados de la realidad y el realizador no justifica ni toma parte por ninguna de las dos mitades de esta historia, todo lo contrario, no establece línea moral alguna, no juzga qué está bien o mal, si no que esa decisión la deja en manos de un espectador que a veces no está preparado para lo que se le muestra, convirtiendo esta brillante cinta en un thriller de una ambigüedad moral a la que pocos están acostumbrados.
Padilha retrata un mundo podrido, corrupto, sucio, en el que el capitán Nascimento no es más que una herramienta más del sistema parece imposible cambiar debido a la propia condición humana. Dicho sistema es controlado por aquellos mismos que, tras haber hecho las leyes o jurado defenderlas, las quebrantan con suma facilidad, y en la que los honrados no tienen cabida, y son castigados por ello. Este se propone limpiar el mundo, o al menos una pequeña parte de él, ante la noticia de que va a ser padre, algo que le horroriza, al comprobar cómo es la sociedad a la que va a traer una nueva vida, y si realmente vale la pena.
Padilha retrata un mundo podrido, corrupto, sucio, en el que el capitán Nascimento no es más que una herramienta más del sistema parece imposible cambiar debido a la propia condición humana. Dicho sistema es controlado por aquellos mismos que, tras haber hecho las leyes o jurado defenderlas, las quebrantan con suma facilidad, y en la que los honrados no tienen cabida, y son castigados por ello. Este se propone limpiar el mundo, o al menos una pequeña parte de él, ante la noticia de que va a ser padre, algo que le horroriza, al comprobar cómo es la sociedad a la que va a traer una nueva vida, y si realmente vale la pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El realizador carga las tintas contra todos los estamentos de la sociedad, contra ese sistema de engranaje perfecto en el que, como si del efecto mariposa se tratase, el porro que se fuma un burguesito con alma de liberal está bañado con la sangre de esos niños de las favelas, que son los que consiguen la droga y los que, a su vez, también la consumen. Pero, dentro de esta maquinaria suiza que es el mundo actual, cuando sale una anomalía hay que exterminarla. Es este el punto en el que la cinta provoca quebraderos de cabeza a aquellos que catalogan las películas desde una catadura moral bastante estricta, las preocupaciones de Nascimento y su peculiar, porque es bastante peculiar, visión del mundo, cargada de un pesimismo abrumador y asfixiante. Dentro del complejo retrato del protagonista, Padilha muestra a un absoluto desequilibrado y paranoico obsesionado con su trabajo y con la justicia, haciendo difícil la empatización con el protagonista. Nascimento jamás oculta su autoenaltecimiento, jamás reniega de su forma de vida, convertido en una insensible máquina de matar, y ya se sabe, ¿Quién es más loco, el loco, o el que sigue al loco?.
Al loco le siguen Neto y Matías, que se ponen en manos del protagonista para que haga de ellos superhombres capaces de matar en nombre de la ley. Neto queda claramente marcado como alguien honesto pero de pocas luces, pero Matías representa lo que un día fue Nascimento, alguien joven con ideas humanistas que, una vez dentro, comprueba que esto es imposible, iniciando así un auténtico descenso a los infiernos sediento de venganza, por lo que, al igual que Nascimento, actuará movido por las pasiones más primitivas posibles, dando la sensación de que en la BOPE únicamente pueden estar los moral y mentalmente desequilibrados que anteponen el trabajo a todo lo demás y, donde prima, por encima de todo, la lealtad y el respeto a tus compañeros. El realizador nunca se molesta en justificar ninguna de las torturas, no alaba la táctica del disparar primero y preguntar después, únicamente busca ser un retrato fiel de un hecho que ocurrió en realidad, para crear una historia turbadora, inquietante, tensa y, lo que es peor, de una credibilidad indudable partiendo desde una base absolutamente imparcial e incómoda, que es lo que realmente provoca temor en la gente y esa sensación de criticar algo que no se ha entendido, no saber hacia qué lado posicionarse.
Al loco le siguen Neto y Matías, que se ponen en manos del protagonista para que haga de ellos superhombres capaces de matar en nombre de la ley. Neto queda claramente marcado como alguien honesto pero de pocas luces, pero Matías representa lo que un día fue Nascimento, alguien joven con ideas humanistas que, una vez dentro, comprueba que esto es imposible, iniciando así un auténtico descenso a los infiernos sediento de venganza, por lo que, al igual que Nascimento, actuará movido por las pasiones más primitivas posibles, dando la sensación de que en la BOPE únicamente pueden estar los moral y mentalmente desequilibrados que anteponen el trabajo a todo lo demás y, donde prima, por encima de todo, la lealtad y el respeto a tus compañeros. El realizador nunca se molesta en justificar ninguna de las torturas, no alaba la táctica del disparar primero y preguntar después, únicamente busca ser un retrato fiel de un hecho que ocurrió en realidad, para crear una historia turbadora, inquietante, tensa y, lo que es peor, de una credibilidad indudable partiendo desde una base absolutamente imparcial e incómoda, que es lo que realmente provoca temor en la gente y esa sensación de criticar algo que no se ha entendido, no saber hacia qué lado posicionarse.