Me lanzo a opinar sobre esta serie con solo dos episodios vistos, pero es que clama al cielo. Parecen telefilmes de fin de semana, de esos pensados para dejarte con buen cuerpo y transmitir buen rollo. Porque da igual que padezcas ébola, esclerosis múltiple, un problema psiquiátrico o intoxicación por polonio 210: todo se resuelve, ya sea porque existe un remedio milagroso, porque el diagnóstico se haya equivocado o porque el médico protagonista cierre los ojos muy fuerte y apriete mucho los puños. Coño, si en este hospital permiten hasta ritos vudús para ayudar a los pacientes.. Claro, así pasa que en los USA la sanidad pública tiene tan mala reputación. Porque se repite hasta la saciedad que el New Amsterdam es un hospital público. En el que se hacen ritos vudú. Con un par. Y en el que un negro puede rechazar a una blanca con la excusa de "no ser negra" sin que asome un leve atisbo de racismo. ¡Y encima la blanquita le sigue persiguiendo! ¿Es que no tiene orgullo? Serán las cosas del progresismo bienpensante.

Luego está el médico protagonista, que deberían llamarlo "dios", porque está en todas partes. Allí donde haya un problema o algún hecho de relevancia en el hospital, aunque sea el rincón más recóndito, en el cuarto de fregar, da igual, ahí está el gachó, no falla una. Uno duda entre si tiene el don de la ubicuidad o si en realidad son sextillizos que hicieron la misma carrera y comparten lugar de trabajo.

En fin, que es carne de guilty pleasure, con posibilidad de situaciones cómicas involuntarias. Uno no sabe si su intención es poner en valor la sanidad pública en la América de Donald Trump o terminar de sepultarla. Obama doesn't approve this.