Discreta cinta canadiense que resulta de mezclar "Rosemary's baby" con "En el estanque dorado". Una pareja de abuelos, que son además miembros de un culto satánico, secuestran a una mujer embarazada para invocar el alma de su nieto muerto en el cuerpo del bebé nonato. Las cosas no saldrán según lo previsto.

La mayor baza de esta películas son sus dos protagonistas, interpretados con veteranía y convicción y que saben llevar el peso de la función con soltura y, pese a sus execrables actos, no dejan de resultar entrañables. La rocambolesca trama no parece saber muy bien por donde tirar, y aunque amaga por irse en dirección a la comedia, que no era mala opción, al final se queda en el intento. Fuera de los intérpretes principales la cosa pierde bastante interés. No se profundiza mucho en la historia detrás del deseo de resucitar a su nieto, y las apariciones en la casa parecen de gente que pasaba por ahí y no es que den mucho miedo.

La escena final es confusa y se presta a interpretaciones, que es tanto como decir que no se ha sabido cuadrar. Si se sabe lo que se quiere contar y se sabe como hacerlo, las dudas no deberían aparecer. Cuando el talento no llega, se recurren a estos "finales abiertos" para dejar al espectador con la sensación de que si no entiende nada, es porque el intelecto no le alcanza. No se lo compro. Se queda en pasable sin más.