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Voto de Guason:
5
7,1
10.377
Drama. Comedia
Relato del encuentro inesperado entre algunos de los habitantes del número 2 de la calle Eugène Manuel, en París: Paloma Josse, una niña de once años tremendamente inteligente y con un plan secreto; Renée Michel, portera discreta y solitaria que bajo su apariencia de inculta y arisca oculta en realidad una personalidad inteligente y cultivada, y el enigmático señor Kakuro Ozu, un japonés que acaba de mudarse al edificio... (FILMAFFINITY) [+]
31 de agosto de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se han encontrado de pronto en una cavidad, del tunel de sus vidas, muy profunda, aparentemente sin salida? ¿Han sentido la desesperanza, cuestionándose el valor de vivir? ¿Han soñado en grande y de pronto se sienten más bien en una pecera, preguntándose si algún día encontrarán la esencia de la felicidad? Pues, si ustedes han pasado por estos tristes recorridos de la depresión humana, no están solos, ya que, Muriel Barbery y su libro "La Elegancia del Erizo" han llegado con un vertedero de respuestas.
Desde el comienzo, con su tono característico de comedia subyugante, Muriel Barbery nos atrapa con su cautivante relato contado en primera persona por dos protagonistas, cuyas voces van susurrando muy sutilmente pensamientos de gran relevancia. Se efectua una gran contextualización en los hechos y pensamientos descritos, atreviédome a decir que las tres cuartas partes de la historia se trata precisamente de eso, sin indagar mucho en la trama como acción, se teje de una forma en base a la comedia sofisticada y la sistemática demolición de la imágen del tiempo-espacio en donde se desarrolla el relato, ¿Por qué?...
Nos internamos en un mundo que se compone de las elites. Las elites socioeconómicas y culturales, que a primera vista son los pioneros en la construcción de la sociedad, los buenos tipos con las ideas idóneas y que se encuentran en lo alto de la jerarquía social por su sabiduría y experiencia. Pero resulta que vienen las dos mujeres protagonistas con una manipulación de la apariencia, pero que poseen un trasfondo espiritual totalmente diferente. En ellas, poco a poco todo ese mundo, cuyos muchos elementos constituyentes consideramos lo máz veraz, se va diseccionando de una forma reflexiva, ácida, satírica y exquisitamente inteligente. En ellas aprendemos que toda la charlatenería de los discursos de la sociedad contemporánea se queda en mero discurso con pirotecnía, aprendemos que en muchas ocasiones las elites no son más estatuas con enormes etiquetas, nos damos cuenta de lo absurdo, de lo inmensamente estúpido de muchos sectores de la sociedad y sus actividades. Véase sus apologías sobre la podredumbre de la juventud, la política, la burguesía, etc, en donde gozamos, con una sonrisa, mientras pasamos las páginas, por la ternura de sus protagonistas, su soledad y sus profundas reflexiones que abarcan el estado y el valor de las concepciones que tenemos como sociedad, tan poco cuestionadas que condicionan nuestro comportamiento hasta tal punto que ponemos todo la energía y fuerza que poseemos en lo superficial y gigante, y olvidamos que lo más importante se está yendo por el retrete,
Esta obra literaria es majestuosa, sin duda Muriel Barbery ha sintetizado todo el dominio que tiene en la compresión del sentido existencial del rumbo de la vida y la comprensión de esta sociedad actual, además de expresar un talento abrumador a la hora de relatar una historia y recacalcar todas sus aristas, otorgando placer y reflexión en paralelo
Desde el comienzo, con su tono característico de comedia subyugante, Muriel Barbery nos atrapa con su cautivante relato contado en primera persona por dos protagonistas, cuyas voces van susurrando muy sutilmente pensamientos de gran relevancia. Se efectua una gran contextualización en los hechos y pensamientos descritos, atreviédome a decir que las tres cuartas partes de la historia se trata precisamente de eso, sin indagar mucho en la trama como acción, se teje de una forma en base a la comedia sofisticada y la sistemática demolición de la imágen del tiempo-espacio en donde se desarrolla el relato, ¿Por qué?...
Nos internamos en un mundo que se compone de las elites. Las elites socioeconómicas y culturales, que a primera vista son los pioneros en la construcción de la sociedad, los buenos tipos con las ideas idóneas y que se encuentran en lo alto de la jerarquía social por su sabiduría y experiencia. Pero resulta que vienen las dos mujeres protagonistas con una manipulación de la apariencia, pero que poseen un trasfondo espiritual totalmente diferente. En ellas, poco a poco todo ese mundo, cuyos muchos elementos constituyentes consideramos lo máz veraz, se va diseccionando de una forma reflexiva, ácida, satírica y exquisitamente inteligente. En ellas aprendemos que toda la charlatenería de los discursos de la sociedad contemporánea se queda en mero discurso con pirotecnía, aprendemos que en muchas ocasiones las elites no son más estatuas con enormes etiquetas, nos damos cuenta de lo absurdo, de lo inmensamente estúpido de muchos sectores de la sociedad y sus actividades. Véase sus apologías sobre la podredumbre de la juventud, la política, la burguesía, etc, en donde gozamos, con una sonrisa, mientras pasamos las páginas, por la ternura de sus protagonistas, su soledad y sus profundas reflexiones que abarcan el estado y el valor de las concepciones que tenemos como sociedad, tan poco cuestionadas que condicionan nuestro comportamiento hasta tal punto que ponemos todo la energía y fuerza que poseemos en lo superficial y gigante, y olvidamos que lo más importante se está yendo por el retrete,
Esta obra literaria es majestuosa, sin duda Muriel Barbery ha sintetizado todo el dominio que tiene en la compresión del sentido existencial del rumbo de la vida y la comprensión de esta sociedad actual, además de expresar un talento abrumador a la hora de relatar una historia y recacalcar todas sus aristas, otorgando placer y reflexión en paralelo
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los personajes y sus historias son de una sensibilidad abrumadora, dejando desnudas las verdades incómodas que como sociedad ocultamos en el día a día, y en donde sus últimas páginas nos cantan un maravilloso y auténtico himno a la vida, a pesar de lo duro de sus pronósticos, al fin y al cabo se nos presenta un camino idóneo para la búsqueda de la felicidad: El vivir y dejar vivir, apreciar lo efímero, la búsqueda de los instantes atemporales que implican un pequeño tesoro en lo bello de la esencia de la vida, el concebir al Arte como un instrumento salvador capaz de expresar y sintetizar toda la belleza que se esconde en la naturaleza y en lo más recóndito del alma huamana, y el camino de la amistad pura y sin ataduras protocolares, que es estar dispuesta a conocer al otro y amarlo.
La Elegancia del libro, su formidable construcción dramática, se queda totalmente desolada a la hora de adaptarla cinematográficamente. Con la propaganda que pude distinguir entre los afortunados lectores que además visionaron el filme, me dispuse con una gran esperanza. Pero ha quedado obsoleta a la hora de darme cuenta de lo tremendamente flojo de su construcción en la trama, su ineficacia absoluta a la hora de retratar los aspectos más relevantes y profundos del libro y otorgar toda la belleza que imperaba en el tan hermoso mensaje del libro. Es tan difícil al parecer brindarnos en el cine el placer que se siente con leer un libro auténtico, pero por más entendible que sea el hecho de que es sumamente compejo expresar todo lo que se manifiesta en una obra literaria, por temas de tiempo y guión, el cine ofrece una gama tan extraordinaria de oportunidades de crear magia con argumentos provenientes de sus fuentes literarias y hacer de ellos una orquesta de movimiento, expresión y belleza que no puedo evitar sentir ofuscación ante el desperdicio de tanta trascendencia y magnificiencia. Considero que todos los elementos que se trata de instaurar en el filme, se hace de forma tan endeble e ineficiente, que no llega ni a la mitad del camino. Pero una cosa no quita a la otra, además de la acertada música, tengo que destacar la excepcionalmente grandiosa actuación de Josiane Balasko, que ella sola es capaz de hacer grata, a pesar de todo, la visita a esta obra. Me saco el sombrero ante ella, pero al margen de aquello, señores lectores: ¡No se confundan!, La Elegancia se encuentra en el libro, y no aquí, por lo tanto si lo que usted quiere es encontrar la Elegancia al ver esta película, o quizo verla y no lo consiguió, visite la obraza maestra de Muriel Barbery, que no le explicó la satisfacción y el placer propio de la magia de contar historias, en la que se verá inmerso...
La Elegancia del libro, su formidable construcción dramática, se queda totalmente desolada a la hora de adaptarla cinematográficamente. Con la propaganda que pude distinguir entre los afortunados lectores que además visionaron el filme, me dispuse con una gran esperanza. Pero ha quedado obsoleta a la hora de darme cuenta de lo tremendamente flojo de su construcción en la trama, su ineficacia absoluta a la hora de retratar los aspectos más relevantes y profundos del libro y otorgar toda la belleza que imperaba en el tan hermoso mensaje del libro. Es tan difícil al parecer brindarnos en el cine el placer que se siente con leer un libro auténtico, pero por más entendible que sea el hecho de que es sumamente compejo expresar todo lo que se manifiesta en una obra literaria, por temas de tiempo y guión, el cine ofrece una gama tan extraordinaria de oportunidades de crear magia con argumentos provenientes de sus fuentes literarias y hacer de ellos una orquesta de movimiento, expresión y belleza que no puedo evitar sentir ofuscación ante el desperdicio de tanta trascendencia y magnificiencia. Considero que todos los elementos que se trata de instaurar en el filme, se hace de forma tan endeble e ineficiente, que no llega ni a la mitad del camino. Pero una cosa no quita a la otra, además de la acertada música, tengo que destacar la excepcionalmente grandiosa actuación de Josiane Balasko, que ella sola es capaz de hacer grata, a pesar de todo, la visita a esta obra. Me saco el sombrero ante ella, pero al margen de aquello, señores lectores: ¡No se confundan!, La Elegancia se encuentra en el libro, y no aquí, por lo tanto si lo que usted quiere es encontrar la Elegancia al ver esta película, o quizo verla y no lo consiguió, visite la obraza maestra de Muriel Barbery, que no le explicó la satisfacción y el placer propio de la magia de contar historias, en la que se verá inmerso...