9 de noviembre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien podía haber pasado así en ese periodo de cultura teatral norteamericana, donde se sentaban las bases de la total libertad de expresión que hoy todos conocemos en occidente. Es curioso como a lo largo de la historia surgen estas manifestaciones de nerviosismo por parte de las clases que ostentan el poder, sean del color que sea. Me complace comprobar que con el teatro, o la danza, o la música se pueden producir esas reacciones de patético miedo por parte de sus diligentes. Me gusta pensar que el verdadero poder proviene de la capacidad de compartir opiniones. Y el teatro es el mejor lugar para darlas a conocer. Pensar, opinar, compartir, valorar y analizar las cuestiones que nos interesan no ha sido nunca tan fácil pero ha sido un duro camino y lo sigue siendo en infinidad de sitios. Bravo Tim Robbins, que sabe encontrar los momentos histórico-culturales más interesantes.
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