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España España · Sevilla
Voto de JLZM:
7
Romance. Drama Una noche, en una discoteca, ves a una chica, te enamoras de manera fulminante y se lo dices. Aunque no te hace mucho caso, pasas con ella el resto de la noche. ¿Qué ocurriría si, al día siguiente, no fuera la chica que parecía ser? Una noche, en una discoteca, se te acerca el típico chico que dice que se ha enamorado de ti. No le haces caso, pero después compruebas que no es el típico plasta, es simpático, encantador y realmente se ha ... [+]
18 de marzo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno piensa en cómo tratan en el mundo audiovisual español, sobretodo en las series televisivas, las relaciones de los adolescentes y jóvenes es inevitable sentir muchísima vergüenza ajena. Para mí, con mis aún tiernos 23 años, me es imposible verme reflejado en esos batiburrillos de irreales relaciones ancladas en falsos tópicos y escupidas por la mente de algún guionista cincuentón. Logrando romper, de este modo, la necesaria conexión emocional del espectador para con la historia que se nos transmite. Por suerte, aún hay excepciones.

Los jóvenes de nuestra generación no somos oxidados arquetipos, ni hipotecamos nuestra felicidad por la incertidumbre de una relación, no utilizamos frases manidas ni planificamos el mañana pues sabemos que la alegría es momentánea y solo se encuentra en pequeñas dosis del presente. Jamás iremos susurrando piropos a los oídos de ninguna chica, ni regalaremos flores o cantaremos canciones; los trovadores hace tiempo que murieron.Y quizás busquemos más allá de un simple polvo pese a quedarnos, casi siempre, a las orillas de algo parecido a una relación. Bien porque no nos atrevemos a entrar en ese mar, bien porque sus olas acaban escupiéndonos. Si no somos convencionales, menos aún lo son nuestras relaciones; andamos más perdidos que orientados, más aletargados que despiertos.

Pero aquí sí, se produce el pequeño milagro. Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña logran configurar un guión donde el modo de conocerse, la situación que se forja e incluso las conversaciones nos pueden hacer sentirnos muy identificados. Todo el contexto nos es familiar, no hay idealizaciones sobre las relaciones esporádicas, la chica no es una princesa y por supuesto él no es un príncipe. Estas son las no edulcoradas relaciones de nuestro tiempo, con sus respectivas consecuencias.

La historia es simple, Un chico extrovertido y promiscuo conoce a una chica tímida y reservada en una fiesta. Hacen el camino de recogida juntos, él intenta lograr que vaya a su casa y ella, pese a mostrarse recelosa al comienzo, acabará accediendo al ir pareciéndole poco a poco un chico muy simpático y con encanto. A la mañana siguiente nada será igual.

La dualidad. ‘Stockholm’ es una película de dos actos claramente diferenciados y contrapuestos que se desarrollan sucesivamente, una dualidad que está siempre presente: el chico y la chica, el día y la noche, dos géneros diferentes en cada uno de los actos,…algo bastante enriquecedor y que nos muestra que estamos ante una producción que, pese a ser minimalista y de bajo presupuesto, está cuidada al detalle y realizada con mucho mimo. El primer acto del film peca de convencional pues, pese a ser interesante y lograr que nos sintamos reflejados, es una historia mil veces vista antes y no pasaría de ser una atractiva comedia romántica donde dos personas se conocen. La genialidad aparece una vez comienza el segundo acto donde se descoloca al espectador por encontrarnos ante un registro totalmente diferente, un ambiente malsano donde sentimos que algo no cuadra y que las reglas del juego ya no son las mismas; ahora el gato ya no persigue al ratón, sino al revés. El chico, una vez se ha acostado con ella, pierde su interés y es aquí donde afloran los miedos y obsesiones de una chica que intuimos, pues inteligentemente se deja a la inteligencia del espectador, ha sufrido mucho en el pasado y está en plena recuperación de alguna depresión o problema arraigado. Aquí es donde el protagonista empieza a darse cuenta de las consecuencias que tienen sus actos, que detrás de las personas hay historias y problemas, que la manipulación y el egoísmo dejan marcas que no se ven a simple vista. Cuando uno es consciente de ello, quizás sea demasiado tarde.

Esta producción intimista, realizada con mucho cariño y donde sus responsables han tenido que luchar muchísimo para poder realizarla y contar con una distribución, se desarrolla en esas calles de Madrid que se alejan de la presuntuosa Gran Vía; ofreciéndonos un retrato de la ciudad como pocas veces se ha hecho, serpenteando por sus calles y pisos, con la personalidad y el descaro del que cuenta con más talento que medios. Una fotografía preciosa, cargada de tonos azules, y unos planos acertadísimos que logran que verdaderamente uno quiera perderse por esas calles una noche cualquiera. Hay un romanticismo en su banda sonora, en su temática, en sus planos y actuaciones propias del cine de autor europeo.

En una película que se sustenta tanto de la actuación de los dos protagonistas sería injusto no resaltar la labor de Javier Pereira y Aura Garrido, ambos son muy naturales y hay bastante química entre ellos, un factor sin el que la película no funcionaría. Si tuviese que resultar a alguien sería a Aura con su manera de actuar contenida y frágil que embriagan al espectador, en mi caso me ha retrotraído al pasado y ha logrado escarbar.

Otro paso adelante del cine español, que sigue luchando contra sus propios fantasmas y derribando tópicos que ya suenan a pasado. Tiene sus defectos, no es redonda ni pretende serlo, su primera parte puede ahuyentar a ciertas personas, pero es de esas películas que hay que sentirlas más que analizarlas; se hace valer mucho del elemento subjetivo. Una película pequeña con un gran trasfondo, muy recomendable.

@ZarcoJL
www.cinefagosmuertos.com
JLZM
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