Con este título R. Siodmak volvía a rodar en Alemania desde 1933'.
Por momentos logra extraer una angustia brutal de algunos personajes, en especial destacar la desesperada interpretación de la austriaca Maria Shell, consigue estremecer.
La película se sostiene por sus solidas bazas interpretativas, cómo por una cuidada fotografía y una densa creación de atmósferas, así de un guión orquestado y resuelto con fluidad expositiva.
Va desvelando progresivamente hasta que grado de mezquindad pueden alcanzar algunos para conseguir sus fines.
El argumento está diseñado como un mosaico al que van engarzándose sus fichas milimétricamente, a su debido tiempo y funciona.
El narrador es omnisciente, no está contada sobre el punto de vista de ningún protagonista, aunque la historia es narrada a través de un inmenso flash back.
Sin ser nada de esto contiene elementos de cine negro, melodrama , cine social.